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Sentimientos, reflexiones, historias y opiniones del viaje que es la vida.

febrero 13, 2004

11.02.04 Jirafita enamorada

Helen Fisher es una doctora en antropología que ha estudiado las bases biológicas del amor y las relaciones de pareja desde hace treinta años. Ha estudiado la conducta humana en diferentes grupos humanos: en sociedades occidentales, en grupos de la edad de piedra de África y Oceanía, en sociedades asiáticas y del Medio Oriente. Y después de muchos años ha confirmado algo que yo presentía ya: que las diferencias entre hombres y mujeres no son sólo producto de la cultura, sino producto de cerebros que han evolucionado durante miles de años de forma diferente, influidos por las hormonas masculinas y femeninas, según el caso. Me considero poco machista (si te forman en la cultura machista, siempre subsisten algunos rasgos aunque sea en el fondo…) pero sé que hombres y mujeres somos diferentes y por eso es un reto, un compromiso y un milagro encontrar una relación de pareja estable y con amor. Porque somos mundos diferentes. Y sólo con comprensión, conocimiento, auto-conocimiento y amor se puede lograr vivir en pareja por mucho tiempo. A veces he llegado a pensar de que, aunque es cierto que muchos homosexuales lo son por razones biológicas, otros lo son por factores emocionales/psicológicos no resueltos y otros porque es más fácil: es más fácil llevarse bien con alguien del mismo sexo porque no hay que saltar al vacío para llegar a otro universo. Y bueno porque, está de moda: entre la Madonna, la Britney Spears, la Cristina Aguilera y las Tatoo, ya es algo cool besar a los amigos del mismo sexo… La sociedad de consumo ovejezca y masificante… Y antes de que se me tache de homofóbica, aclaro que no tengo nada contra los homosexuales reales (por factores biológicos o psicológicos), pero me da tristeza que seamos tan cómodos y egoístas que prefiramos estar solos o ser homo que arriesgarnos a formar una pareja, o peor aún, dejarnos arrastrar por la publicidad y las masas. Si es producto de una decisión consciente, producto de la reflexión y el autoconocimiento, pues OK. Pero si lo hacemos sin saber bien por qué o sólo porque está de moda… Bueno, cada quien que haga de su vida lo que le de la real gana. ¿Quién soy yo para juzgar? Si así son felices, pues OK. Pero no es lo que sucede, sucede que la mayoría de personas en el mundo sufre por X ó Y razón. Lo que me da pesar es ver a las personas sufrir y la inconsciencia provoca sufrimiento, lo sé muy bien.

Y otra cosa más: Fisher también ha estudiado los diferentes neurotransmisores que se segregan en las etapas del amor y las complicaciones de acostarse con alguien con quien no se es compatible (y estoy segura de que las mujeres secretamos antes o en mayor cantidad esas hormonas, por el área del cerebro que se nos estimula con el sexo… y por eso nos apegamos más y sufrimos más las rupturas). Cuando uno desea a otra persona y se tiene sexo con ella, se secreta dopamina, que nos hace sentir acelerados y medio obsesionados con esa persona. Pero cuando la secreción de dopamina disminuye –y tarde o temprano disminuye- o los receptores se agotan, se pierde el interés y la relación incipiente, termina en la persona en quien primero se agota este neurotransmisor. Y la otra persona, si todavía estaba con dopamina estimulándole el cerebro, sufre abstinencia, sufre mucho. Para que haya una relación más estable es necesario que se segreguen oxitocina y vasopresina, que tampoco permanecen eternamente en el cerebro, varían y van disminuyendo con el tiempo. La oxitocina se segrega después del parto y antes se creía que sólo la madre la secretaba, pero el padre también presenta elevación de esta hormona después del nacimiento de su hijo. Algo que había leído antes es que el tiempo promedio de estar juntos en una pareja es de cuatro o cinco años (Fisher también señala ese tiempo promedio, que es el que tarda la mayoría de parejas en divorciarse, y esto en todo el mundo, según lo que ella ha estudiado), justo lo necesario para que un bebé pase la primera infancia. Así que tener varios bebés con un intervalo de tres o cuatro años hace que haya un período largo de tiempo en el que la pareja segrega oxitocina y eso hace que se necesiten y quieran permanecer juntos. Sin embargo, hay parejas que con uno o dos hijos permanecen juntas por más tiempo (y no por interés o porque no haya otra opción, sino por amor). Incluso, parejas sin hijos que viven juntos y amorosos toda la vida. Fisher concluye en que además de los patrones instintivos innatos que los seres humanos tenemos, es necesario algo más para una relación de pareja estable y a largo plazo: la amistad y la compatibilidad. Y eso no es fácil de lograr. Tampoco imposible. Estoy feliz porque la biología confirma lo que la intuición y la lógica siempre me han dicho:
1. Que el enamoramiento es una reacción bioquímica pasajera
2. Que hombres y mujeres tenemos el cerebro estructurado de diferente forma, por la evolución y las hormonas predominantes (que todos tenemos ambas) testosterona o estrógenos. Y las diferencias se observan desde que inicia la diferenciación sexual en la vida fetal.
3. Que el amor es una decisión consciente, comprometida y es necesaria la amistad como base para que el amor florezca.
4. Que el aumento de divorcios en todo el mundo no es porque el matrimonio sea caduco sino porque ahora la mayoría de mujeres ya pueden independizarse sin morirse de hambre (al menos tienen derecho de trabajar, cosa que en 1904 no sucedía), han luchado y reconocido sus derechos ante la sociedad machista y ya no se aguantan resignadas porque “así son los hombres”, “hay que llevar la cruz”, “algo hiciste para que te golpeara”, etc… Otra de las causas en el aumento de la frecuencia de divorcios es porque lamentablemente la mayoría de personas elige mal a su pareja, en un momento de pasión y enamoramiento en el que tiene en off la corteza prefrontal y es incapaz de ver a la pareja en su totalidad, y cuando la dopamina deja de ejercer su efecto de euforia, se dan cuenta de que no son compatibles, no se aman y es mejor separarse. Quizá antes de que se instituyeran las leyes sucedía lo mismo. Después, cuando las normas morales y sociales se establecieron, y para conservar la estructura social, las parejas empezaron a permanecer juntas (y amargadas en la mayoría de casos, tristemente) mucho tiempo después de que el último hijo dejaba la primera infancia. Y además, hace un siglo y antes, las parejas se formaban por conveniencia o por necesidad, lo de casarse por amor es algo reciente y no era tan frecuente como suelen pintarlo. Y como amar es una decisión y una elección consciente, no es fácil… Es algo comprometido que requiere mucho de nosotros mismos: conocernos, dejar de lado el egoísmo, tener fe, comprender, aceptar…
5. No apoyo la poligamia pero la comprendo. Y también comprendo los divorcios y lo difícil que es encontrar pareja. Quizá la cosa no sea tan radical como yo creía antes, que sólo hay una persona para otra, el “alma gemela”; quizá hay unas tres o cuatro personas con las que somos compatibles en todo sentido, pero no es fácil encontrar esa combinación de amistad, atracción y complicidad. Así que quienes tienen la dicha de haberla encontrado, han de cuidarla. Cuidarla mucho.
6. La biología y la genética tienen una fuerte, fuerte influencia en nuestro comportamiento como seres humanos, como hombres y como mujeres. Pero no somos sólo biología. El espíritu humano es capaz de hacer cosas increíbles como seguir sonriendo y escribiendo o pintando a pesar del lupus, la esclerosis múltiple o las múltiples fracturas de columna; de cosas hermosas, magníficas y perdurables como la pintura de Kandinsky, los transbordadores espaciales, el Taj Mahal, los diques móviles de Rotterdam o las hojas de hierba de Whitman. Si hay algún sitio donde nace el amor, es en esa área del cerebro, aún no descubierta, en donde reside el alma y de donde mana el espíritu humano.

¿Qué voy a hacer? Me alegro mucho cuando los pensamientos e intuiciones que me han rebotado hace tiempo por todo el jirafuno cerebro o se me han ocurrido recientemente, son confirmados con datos objetivos. Sí, es el ego que necesita reconocimiento. Por otra parte, y hablando de Madagascar, ya decidí qué hacer con mis estudios. Los milagros existen: abrieron una de las dos maestrías que me interesan e increíblemente, me recibieron, a pesar de que ya habían iniciado hace dos semanas. Estoy adentro, gracias a Dios. Y me alegro de no haber entrado al postgrado para el que estaba estudiando: lo estaba haciendo por los motivos equivocados. Estoy haciendo lo que dice mi corazón y me siento tranquila. Y feliz. La vida es bella. Hay mucho dolor y sufrimiento en el mundo, y me duele porque lo veo a diario y no puedo hacer casi nada para resolverlo. Pero el mundo es así y siempre ha sido así y lo seguirá siendo mientras permanezcamos inconscientes de nosotros mismos, viéndonos el ombligo, creyéndonos el ombligo del mundo, luchando por el poder, parándonos sobre los demás y encerrados entre el miedo y el egoísmo. Ante eso no puedo hacer mayor cosa. Uno de estos días se me ocurrió que si la vida tiene algún sentido, es vivirla. Parece una respuesta con vuelta sobre la pregunta, pero no. Hablo de vivir, de existir. No de sobrevivir, medio vivir o vivir dormida. Simplemente, VIVIR. No el utópico ser feliz y negarle la cara al dolor, no el evadirse del sufrimiento y lo que no nos gusta con el tener o el aparentar. Hablo de Ser, existir. Amar. Soy una jirafa enamorada de la vida y de mi alma. Namaste.

13.02.04 Jirafa cariñosa

Yo creo que el día del cariño es la sublimación de alguna fiesta pagana antiquísima, parte de la carnafestalia, las fiestas del dios Baco que se transformaron, por el cristianismo, en el carnaval. Me gustaría ir al de Río, por cierto… ¡Mucho! Puedo celebrar mi cuerpo, mi alma, mi ser mañana. Pero me gustaría compartir todo eso con alguien que lo apreciara y poder apreciar eso mismo en ese alguien. Pero como no es posible, pues me resigno y le hago ganas.

No sé cómo será en otros lados, pero aquí el 14 de febrero, actualmente día de San Valentín se ha vuelto una fiesta del consumo: los peluches, chocolates, tarjetas y rosas se venden hasta agotarse porque “hay que regalar” para demostrarle afecto a los seres queridos. Mejor regalar a diario algo de atención consciente, de comprensión, de conocimiento y de ternura, no? Eso no impide que ese día le recordemos a las personas importantes en nuestras vidas cuándo las apreciamos y el bien que nos hace su existencia, sean estas personas, nuestra pareja, familia, amigos, colegas… Así que felicidades, con mucho cariño, a los Valentines en su santo y a todas las personas que amo y están en mi corazón… aunque no estén junto a mí. Namaste.

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