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Sentimientos, reflexiones, historias y opiniones del viaje que es la vida.

mayo 06, 2005

La belleza 

02.05.05 Jirafa interplatanaria (o interplanetaria)

Varias cosas. Veamos. Me enojó algo que sucedió el viernes en el trabajo. Creo que he sido utilizada por una mujer (psiquiatra, qué raro, no?) que anda más perdida que Miguel Strogoff o que el hijo de la Llorona (leyenda guatemalteca: una mujer muy guapa, por andar de amoríos con un noble dejó que su hijo se ahogara y desde entonces su espíritu vaga por todas las calles del país y se oyen sus gritos lastimeros a la media noche: “Dónde está mi hijo?”, porque se le perdió en el río…) porque en cuanto anda enamorada de un colega, anda manoseando a otro, la semana pasada estaba llorando a moco tendido por haber decidido ya no hablarle más a su ex pareja (y yo, inocente, me puse a consolarla, escucharle el rollo, intentar animarla: de verdad parecía estar muy mal) y el viernes me dijo dos comentarios de índole lésbico. Yo respeto que cada quien haga de su trasero un candelero, pero que no se metan conmigo! Lo que me enoja en realidad fue el hecho de haberme quedado callada. Debí haberle aclarado las cosas. Eso me ha sucedido varias veces: que algo me enoja y me quedo callada, aguantando. Luego, me da mucho coraje. Muchísimo. Definitivamente mañana tengo que aclarar las cosas con ella porque: “Quien calla, otorga”. Ya va una señal y un sueño de advertencia, ¡Ay de mí si no hago caso! Definitivamente la pobre anda confundida, pero que se vaya a aclarar por otro lado. Ni modo, tendré que hablarle para poner los puntos sobre las íes mañana. Hoy hubo día libre en el trabajo porque ayer fue el día internacional del trabajo.

Por otro lado, hay un compañero de trabajo que está medio interesante y aunque tiene novia (cosa que respeto porque no soy de la opinión de “la novia estorba pero no impide”, como me dijeron mis cuatas de la maestría), pues me gustaría que se fijara en mí. Así que le pedí consejo a la hondureña (que es muy bonita y se arregla muy bien) y me salió el tiro por la culata. Dicen que el pez por la boca muere (hoy ando refranera), y es verdad. Ella y otra compañera se pusieron a aconsejarme. Me cuesta aceptar consejos… De verdad. Acepto, OK, que tengo el cabello muy seco y necesita un recorte, tratamientos y que sí, sería bueno peinármelo (alisármelo con secadora) cada vez que me lo lave o al menos, una vez por semana... La verdad, me da pereza levantarme una hora antes sólo por peinarme. Además, me dijeron que la ropa que uso nada que ver, que tengo que enseñar más, que la que no enseña no vende. Me alegaron por mis faldas largas, por usar zapatos bajos y no altos, por no usar sandalias sexys, por no pintarme uñas de manos y pies y hacerme la manicura y la pedicura, por no maquillarme y no usar escotes. Argumenté que Carol, otra compañera de la maestría que es muy, pero muy inteligente, agradable, tranquila, pero que no se arregla nada de nada: vive en jeans y tenis (o sea, yo soy súper arreglada a la par de ella), está casada con un esposo –es holandés- que la quiere mucho. Y me salieron con que ese es un caso en un millón, que los europeos, pues son así, no se fijan en esas cosas (los que vienen por acá, serán, porque estoy segura de que los europeos metrosexuales sí se fijan mucho en el aspecto físico tanto de ellos como de las chicas con las que salen) y que ella tuvo suerte, además de que tiene mucho dinero (ella), lo cual es un plus para cualquier persona. Que los latinos sí buscan y se fijan mucho en las mujeres arregladas. Y que si no, me atenga a las consecuencias.

¿Significa esto que mis hipótesis de “lo de adentro es lo que vale, yo no soy un objeto sexual, que me quieran tal cual soy, las mujeres que viven prendidas al espejo tienen muchas veces un tenis atravesado en la cabeza, no es necesario arreglarse tanto o ser oveja para atraer a un chico que valga la pena” son falsas? Intrigada, consulté con otra amiga y me dijo que bueno, que los escotes si no me gustan no, pero que esas faldas largas… Y que si insisto en usarlas tengo que usar zapatos de punta y tacón de aguja (de los de moda). Cuando argumenté que deforman el pie, la respuesta fue, “pero si ya tenés marido, no importa: que él pague la operación ortopédica”. Y me dijo la frasecita esa de “la que no enseña, no vende”. Intentando buscar un punto de vista masculino en el asunto consulté con mi hermano y con un amigo. Mi hermano me dijo que más allá de los escotes, pinturas, y demás afeites, lo que más importa es la imagen que una proyecta y la capacidad de ser lo que la otra persona quisiera que una fuera. Me dijo que un curso de modelaje me ayudaría mucho porque el lenguaje corporal es muy importante y que yo, siendo tan sincera (y expresiva), sin poder controlar la correlación “lo que siento/pienso -lo que mi cuerpo expresa”, me ayudaría mucho. Además, me dijo que dado que mi carácter es fuerte, y que, salvo una o dos excepciones (mi ex novio incluido), la mayoría de chicos que se ha fijado en mí han sido chicos sin carácter, fáciles de manipular (y ese tipo de chicos no me gusta nada) debido a ese carácter dominante que tengo, pues que me va a pagar una suscripción a uno de esos sitios de Internet en donde te buscan pareja según tus características personales. Y que tango que aprender a fingir que soy sumisa o al menos, no tan dominante. O de plano dejar de ser dominante.

Mi otro amigo me dijo que en el fondo, al ser humano le gusta ser engañado, que prefiere creer que la otra persona es lo que está fingiendo que es (o sea lo que a uno le gustaría que fuera), aunque al final se decepcione al conocer la verdad (que se descubre tarde o temprano).

La chica hondureña también me aconsejó que a los hombres hay que escucharlos como si estuvieran diciendo lo más importante del mundo, aunque sean puras estupideces porque eso les encanta y se mantienen contentos. O sea, si ando con alguien que sólo habla estupideces, tengo que celebrárselas para que las cosas funcionen y él quede arrobado de enamoramiento conmigo? Ser falsa, de eso se trata?

Voy a hacer algún tipo de cuestionario al respecto y se lo enviaré a algunos de mis contactos para seguir explorando el tema y de paso, voy acostumbrándome a recibir consejos que me desagradan y opiniones acerca de mi forma de vestir. A escuchar opiniones diferentes sin enojarme, vamos! Será un ejercicio de tolerancia.

Entonces la cosa es así: según las opiniones que me han sido dadas, para atraer a un hombre y casarse con él (el máximo objetivo de una mujer en su vida, a pesar de que las opiniones que me dieron del matrimonio fueron: “y si no funciona, pues te divorciás y ya!”) debo hacer lo siguiente:
1. Fingir que me interesa lo que dice el chico en cuestión
2. Ser antiecológica y usar la secadora cada vez que me lave el pelo
3. Comprar productos de belleza en lugar de libros
4. Dejar mis queridas faldas largas
5. Deformarme los pies a fuerza de usar zapatos súper estrechos y altos
6. Pintarme las uñas (cosa que no me gusta nada, nada)
7. Dejar de vestir cómoda y dejar de ser yo para gustarle a los demás y acomodarme a las exigencias de la moda, las costumbres y la sociedad de consumo en donde hasta el amor es un producto desechable
8. Desvelarme para poder arreglarme (con lo que me gusta dormir!)

Yo creí que con quererse una misma, conocerse, cuidarse, comer balanceadamente, hacer ejercicio, cuidar el alma, aprender a ser feliz, cultivarse un poco intelectualmente, cuidarse la pielcita y los dientecitos (OK, falta lo del pelo), ser limpia y vestirme a mi aire era suficiente. Parece que no. Parece que la apariencia lo es todo. Que lo de adentro vale un pepino (o menos) en estos tiempos de amores desechables y compromisos virtuales. No soy de este planeta. Soy extraterrestre. Namasté.

05.05.05 Jirafa bella

Bueno, día “capicúa”. Una vez al año nada más. Se me olvidó recordárselo a mis contactos por correo electrónico. Esta semana he estado haciendo un experimento: alisarme el cabello y vestirme más sexy, con zapatos altos y ropa menos informal. Bueno, ayer ¡Hasta los alumnos me estaban tirando flores! Claro, cuando se dieron cuenta de que yo no era una alumna, no hallaban ni donde esconderse los pobres! Bueno, no lo vamos a negar, tiene sus ventajas andar así: te tratan con más consideración en los buses, en la calle. También te expones más, es cierto. Lo cual es un problema en un país machista. Pero bueno!

¿En qué consiste ser bella? En que mi exterior refleje lo que hay en mi interior. He estado pensando, por cierto, que lo mejor para no idealizar a ningún hombre es descubrir y estar en paz con mi parte masculina, mi animus diría Jung, para no estárselo endilgando al chico con el que salga, y así poder amarlo por lo que es, y no estar buscando en chicos reales todas las cualidades ideales. Así funcionaría mejor una relación. Estoy convencida de ello. Y me siento más tranquila con ese asunto. Ahora sólo me falta alguien para comprobar la hipótesis…

Respecto al experimento de arreglarme, lo que me preocupa es que esta semana, -además claro, de que he estado dedicando tiempo a los preparativos del bautizo de mi sobrino-, casi no he leído. Lo cual es preocupante. No he leído ni de la maestría ni de mis libros. Ni siquiera he empezado con Susan Sontag! Quita tiempo eso de estarse cuidando! Pero he estado pensando también que en mi panteón he dejado de lado a Afrodita. Le he dado mayor importancia a Atenea, Hestia, Artemis, Démeter, Gea, Mercurio, Apolo, Asclepio, incluso a Hera… Pero no a Afrodita. Y por consiguiente, muy poco a Eros. Dionisios también necesita su espacio, y lo tiene. Pero Afrodita y Eros no lo tienen Bueno, el truco es aprender a balancear las cosas. A organizar mi tiempo. ¿Alguien sabe cómo puedo hacerlo? Se agradecen consejos.

Bueno, el truco es tratar de balancear las cosas. Y ser yo misma. Cuidarse y ponerse guapa es una forma de darse afecto a una misma. Pero que la vida de una gire alrededor de eso o se haga con el fin de atraer a otras personas, es cuestionable. No me gusta como se ven las uñas pintadas, nunca me ha gustado. Me gustan las faldas largas y los zapatos cómodos. No veo por qué tenga que andar sufriendo siempre para verme “guapa”. Guapa según quién? Es cierto que hay patrones de belleza universales (la simetría del rostro, por ejemplo). Pero luego, cómo se arregle una (como se exprese una, que es al final como yo lo veo: cómo te arreglas dice un poco de lo que eres/crees/sientes) es algo muy subjetivo. Si yo no le gusto a alguien porque no ando siempre subida en zapatos de tortura, porque no me pinto las uñas y porque mi prioridad número uno no es ir al salón de belleza a que me peinen, pues ni modo! Sería una persona muy superficial y lo que me atrae de las personas, y en este caso, de los hombres, es su profundidad, su complejidad y su belleza –la interna, la que no se pierde con el tiempo-. Por supuesto que la química es importante y la atracción se produce espontáneamente si una persona se quiere, está feliz consigo misma y se cuida. No de que viva prendida al espejo. Seguiremos con el experimento, pero a mi manera. Namasté.

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