<$BlogRSDURL$>

Sentimientos, reflexiones, historias y opiniones del viaje que es la vida.

agosto 04, 2006

Farewell 

Guatemala, 27.07.06 Jirafa brutal

Creo que fue San Pablo quien escribió: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Pero a veces enfrentarse con la verdad es como un choque: brutal. Golpea, duele. Pero es la única forma de seguir adelante.

¿Por qué se enamora una de X persona? ¿Qué nos hace amar a este y no a aquel, si aquel es tan buen hombre? ¿Qué es el amor?

Del enamoramiento, ya he leído teorías psicobioquímicas y genéticas que intentan explicar por qué nos sentimos atraídos hacia alguien: la simetría del rostro, la coordinación y gracia de sus movimientos, el compartir valores, gustos, cosmovisiones… Un hombre que se vea fuerte y masculino pondrá en alerta nuestras áreas más primitivas indicándonos que es un buen macho para copular y tener hijos sanos. Habrá algunos románticos desesperanzados que proclamen a los cuatro vientos que el amor es una invención social, cultural, para sublimar el simple hecho de unirse para perpetuar la especie.

Y cada persona es un mundo. Es un conjunto de peculiaridades y circunstancias individuales las que nos hacen ser lo que somos, y en base a ellas, elegir lo que elegimos; incluso a nuestras parejas.

Esto es quizá lo más honesto que te he escrito, Juan Pablo. Que me he escrito. Llevo semanas rumiándolo de una hora a otra, de una noche a otra y no me animaba a escribirlo. Lo escribo con la esperanza de que algún día lo leas. Mejor si frente a mí. Habría preferido poder hablar contigo de todo esto. Sin embargo, ya ves, quedamos peleados, sentidos, ofendidos: tú por tu lado y yo por el mío. Te cambiaste de casa, así que ya no te puedo escribir a la dirección que tenía. Si te envío esto a casa de tus padres, dudo que te lo entreguen y lo llegues a leer. Y con las toneladas cúbicas de agua salada que nos separan es poco probable encontrarte uno de estos días al doblar la esquina y decirte: “¡Qué bueno verte de nuevo! Perdonémonos ya!! ¿Vamos a tomar un café y ponernos al día?”. Así que escribo con la esperanza de que la información, de alguna forma que desconozco, llegue a ti. Con la esperanza (sí, búrlate si quieres y llámala como quieras: un poco arcaica, tercermundista, mágico-religiosa), de que la información llegue a ti por canales no físicos, espirituales… Por medio de tu ángel de la guarda, quizás! O en un sueño.

Primero:
Tengo mucho que agradecerte. Además de lo compartido, de tu tiempo, de tu esfuerzo (económico, adaptativo), de lo que me enseñaste en información cultural y científica, de lo que me mostraste de ti, de tu familia, de tu país, agradezco más aún todo lo que he ido aprendiendo y descubriendo gracias a ti. Sin ti, todo este proceso de crecimiento, no habría sido posible. Ha sido duro, no lo niego. Con todo lo que he llorado podría haber hecho un río, es verdad. Pero ahora creo que soy mejor ser humano que antes de conocerte. En todo sentido. Y me gusto. Eso es muy bueno. Me gusto. Sí podría ser mi mejor amiga. Sí me elegiría como amiga. Por supuesto, no soy perfecta. Pero tengo ganas de seguir aprendiendo, creciendo y amando. Lamento que no hayas visto esta parte de mí. También (por increíble que parezca) has contribuido a que, a pesar de que soy en el fondo una escéptica que quiere creer, y de mis dudas razonables, mi fe en Dios se fortalezca.

Segundo:
Me alegra haber leído en tu blog que estás bien, que todo te esté yendo bien. Mentiría si te digo que no me da algo de celos, mezclados con cólera (¡El ego!) saber que amas a otra, que vives con otra, que duermes con otra (¿qué? ¿ella si aceptó el sexo “nivel 2”, como recién me enteré le dicen en Guate’ al sexo anal?), que me dejaste por alguien en quien yo confié y que me sentí utilizada, traicionada y defraudada al saber la noticia. Pero quizá ella te dio lo que yo no te pude dar. Acepto que no estaba en mi mejor momento y que aunque te amé, no fue suficiente: te di lo que podía dar, pero no era el mejor momento para una relación de pareja. Y tampoco tuve la ayuda psicoterapéutica adecuada, para ser honesta... Me sentí peor después de ir con la que ahora es tu esposa, que antes de ir con ella!!

Tercero:
Quiero saber qué fue lo que hice para que perdieras la confianza en mí. Esa es una espinita de duda que estoy tratando de desenterrarme del corazón… ¿Por qué no me tuviste fe? ¿Por qué no creíste en mí ni en el amor que te di? ¿Qué fue lo que sucedió para que dejaras de confiar en mí de la noche a la mañana? Yo no sé, ahora sólo puedo especular. Pero fue muy sintomático que regresándome yo de BCN, María José (como asumo que hizo) se ofreciera (o tú la buscaras) para orientarte, apoyarte y ¿consolarte?... Y luego, de repente, ya no confías en mí, ¡¡Cuando me decías todo lo contrario allá!! No logro comprenderlo. Y como no sé si algún día obtendré la respuesta de tu boca, prefiero sacarme esa espinita que me hace daño. No vale la pena, después de 3 años, seguir dándole vueltas a lo mismo…

Cuarto:
Hay algo que aún no logro comprender de ti. Algo que me desconcierta y que en su momento, me hizo sentir muy mal, muy sola. Si eres tan sensible, si lloras ante obras de teatro, películas, algunos libros… ¿Por qué no fuiste empático conmigo cuando murió mi Bernita? ¿No te diste cuenta de que, además de quererla mucho, por ser un ente único en todo el universo, por ser tan cariñosa y juguetona, con ella se iban muchos recuerdos? Mi Bernita sufrió junto a nosotros la muerte de mi papá y de mi abuelita: dejó de jugar y mover la cola, casi no comía. Berni me acompañó durante mis años de universidad, desde el primer año de medicina, me hacía reír hasta sacarme las lágrimas, me distraía de pensamientos tristes… ¿No pudiste ver eso? Para ti era sólo un perro, y recuerdo que me dijiste que no me comprendías. Me decías algunas palabras de consuelo, pero tu lenguaje gestual y tu mirada indicaban vacío e incomprensión. ¿Cómo entonces, lloras por la historia (ficticia la mayoría de veces) de un libro? No, no lo entiendo. Tampoco fuiste muy empático conmigo con mis DNV’s (que lo eran) de migrante recién llegada. Hay literatura de ese tema, y es normal que una se deprima al dejar su país. Aún cuando ame mucho a su pareja. Para ti, si estaba triste, era porque no te quería lo suficiente… Según tú, tu mamá y a saber quiénes más. Ojala algún día te des cuenta de tu error… Talvez te encuentres por allí con algún libro que te haga abrir los ojos. Aunque no creo: los ensayos (menos de ciencias sociales o de psicología social) no son el tipo de libros que tú sueles comprar. A mí los ensayos me gustan mucho. Además de las novelas y la poesía.

*************
Vi tu blog una sola vez y no volveré a leerlo. Me hizo daño. Es absurdo, pero yo conservaba la esperanza de que estabas soltero, de que las palabras de María José eran tan sólo una estrategia para que no pensara en ti, y que algún día recapacitarías y me buscarías. Sí, es absurdo… Pero cuando algo duele mucho, uno de los mecanismos de afrontamiento de las etapas del duelo, es la negación.

Mi papá y tú han sido los duelos que más me ha costado elaborar. Mi abuelita me costó, pero siendo una persona anciana y con cáncer, el dolor se puede manejar mejor. Contigo fue diferente: las circunstancias de la ruptura, mis circunstancias personales en ese momento, la distancia, todo ello empeoró las cosas. Tú no tienes idea de cuánto he sufrido, de cómo me ha costado encontrar y armar los pedazos de mi corazón, que salieron dispersos por todos lados después de tu adiós. Algunos cayeron en el cielo, otros en la tierra y otros en el infierno. Estoy segura, sin ánimo de hacer drama por ello, de que he sufrido microinfartos y tengo daño en el miocardio por el dolor de tu pérdida. Y dadas las circunstancias, lo mejor para mí es que te maneje como una pérdida equiparada a la muerte. No puedo seguir esperando nada más.

En la revista Cosmopolitan, he leído que es la mujer la que elige al hombre. O sea, que una le puede resultar atractiva a uno o varios chicos, pero que si una no da el visto bueno, no da el “permiso de abordaje” de allí no pasan las cosas. El psicólogo también me lo decía. Excepto (siempre hay excepciones a la regla), si una no es responsable de su vida. En ese caso, una es seducida por un hombre, aunque no esté enamorada de él, y termina hasta casándose con él. Otra excepción, en la que la mujer a pesar de no dar señales de “ven acá, guapo”, es abordada por el chico, es en el caso de chicos con poca inteligencia emocional: chicos que no se enteran de que la chica que les gusta no les pasa bolita, pero ellos insisten, e insisten, e insisten. Un amigo divorciado me dijo una vez que a veces el hombre insiste tanto que la mujer termina accediendo, pero no porque se haya enamorado, sino de cansancio o de costumbre. Y eso no es amor. Eso le sucedió ayer.

También leí (en Cosmo) que si en los primeros 15 minutos de conocer a alguien, no hay atracción, es difícil que esta surja después. La primera vez que me enviaste una foto, he de ser sincera, no me gustaste. Cuando te conocí en el 2001, cuando viniste con la compañía de teatro (ahora extinta, supongo) “P’alante”, no me llamaste la atención. Recuerdo que mi mamá me preguntó cómo eras y yo le dije: “normal”. Cuando te conoció, ella me dijo: “Hija, no es “normal”, si el Juan Pablo está guapo!! ¡y usted diciendo que no!”. Me costó tres años reconocer esa circunstancia!

También es cierto que lo que me atrajo inicialmente de ti fue lo que me permitiste conocer a través de tus correos. Y te idealicé. Así como tú (me dijiste), me idealizaste. Yo quería colocarte todos los atributos que andaba buscando en un chico. Y la verdad, me gustaba estar contigo, platicar contigo, vivir contigo. Cuando salimos a bailar y me diste el primer beso, allí empezó todo: fue cuando se traspasaron a ti todos mis ideales románticos: lo reconozco, yo era una niña caprichosa. Y además, era muy romántica. No es malo ser romántico. Lo malo es ser muy romántico, porque se pierde contacto con la realidad de la persona que amamos.

Por la baja autoestima que tenía, el hecho de que un chico (triste pensamiento tercermundista, del cual, gracias a Dios me he despojado: “¡Y es español, y muy culto!! WOW!”) quisiera salir conmigo, me escribiera tan bonito, me viniera a visitar, elevaba mi autoestima. El mayor error que un ser humano puede cometer es no conocerse, no amarse y no valorarse por lo que se es. Entonces, buscamos que sean los otros quienes nos den la valoración como seres humanos únicos que, por derecho, todos tenemos desde el nacimiento, independientemente de las circunstancias. Es sólo cuestión de darse cuenta y ejercer ese derecho.

Cuando te fui a visitar en marzo y encontré tus cómics de… ¿Cómo se llaman? “El Víbora”!, sí, esos y otras cosillas más por allí, me decepcioné porque me di cuenta de que no llenabas mi ideal romántico. Sí, eras sensible, amabas leer, te encantaba el arte (coincidíamos en muchas cosas… Tapiés por ejemplo), te gustaba bailar, eras cariñoso y optimista pero… ¿y esos cómics? ¿Acaso no somos lo que elegimos? ¿No somos lo que comemos, lo que vestimos, lo que leemos, lo que vemos en tv, lo que escuchamos? Todos tenemos un lado oscuro, eso es una verdad innegable. El tuyo, me asustó. Al final, viéndolo desapasionadamente, quizá no era tan malo, pero siendo yo una niña ingenua (y es que yo lo era!), me asustó. Eso y el gusto por el alcohol. No, y aclaro: NO eras un borracho, no, para nada. Pero cuando te juntabas con los del teatro, sí que bebían mucho!! Y tus amigos de San Sebastián comentaron que bebías exageradamente… Cuando descubrí eso de ti, me dio ternura. ¿Por qué bebías tanto en esa época? ¿Qué dolor estabas tratando de olvidar? Amé eso de ti.

Al darme cuenta de tus cómics, algo dentro de mí me hizo pensar que lo mejor era terminar allí las cosas. Y te lo dije, recuerdas? Tú te reíste, me dijiste que no tenía nada de malo, me abrazaste cariñoso y desoí mi intuición. Además, si terminaba contigo, de nuevo la soledad…


¿Sabes cuándo te empecé a amar? ¡¡Cuándo viniste en septiembre del 2002 y fuimos a la Antigua!! En ese momento te empecé a amar. Y te intentaba comprender, y te amé en tu luz y en tu oscuridad (en lo que me permitiste conocer). Por eso acepté irme contigo a la pura brava, sin nada concreto en la universidad, sin visa de estudiante, sin trabajo: porque te amaba y no quería perderte. Tú me pusiste un ultimátum: “no puedo seguir contigo a la distancia: o te vienes o lo dejamos”. Así que, en contra de lo que mi intuición me decía (gritaba “no te vayas!”), y de nuevo, por inseguridad (“mi mamá quiere que me quede porque es una egoísta: no le voy a dar gusto, yo me voy!!”), en octubre del 2002, el 21 ó 22, no recuero bien, me embarqué en el vuelo de Iberia llena de ilusiones, sueños, esperanzas y amor.

Estar lejos de mis costumbres, de mi familia, de mis amigos, fue más difícil de lo que yo había imaginado. Luego, las esperanzas de continuar inmediatamente con mis estudios, se vinieron al piso: sin visa de estudiante, nada se podía hacer. Como tú ya habías pedido mi mano, decidimos que lo más lógico era apresurar la boda para poder legalizar mi situación allá. Es cierto que fui yo quien decidió irse, pero dejé mucho para estar contigo, porque te he amado profundamente, Juan Pablo. Por eso me dolía tanto que pusieras a tus amigos antes que a mí, o al menos, no me pusieras al mismo nivel que a ellos. Por eso me dolían tus comentarios de que yo no conocía tal o cual grupo por ser tercermundista o de que yo era una pija sólo por querer poner coqueta la casa. ¡Soy mujer! ¿Qué esperabas? Me gustaría saber qué le dirás a María José si te dice que compren tan o cual cosa… ¡Pero qué vas a decir! Si después de que no te interesaba nada material, tienes teléfono móvil creo que con cámara e Internet, laptop y quizá hasta coche… Como cambian las cosas, no? No que no eras consumista? Qué pasó con el frugal estoico que repudiaba todo eso y prefería los libros usados? No los coches contaminan mucho el ambiente y tú no querías contribuir a la polución? O de verdad te mercaste una motocicleta?

Quiero tener ese poder. Ya lo he visto en tres ocasiones muy cercanas: con mi hermano, contigo y con Maurice. Hablaron tanto y terminaron haciendo (influenciados por sus mujeres) lo que me habían jurado, jamás harían… ¿Cómo le hacen ellas? ¡Quiero conocer el secreto…! ¡Tengo derecho! O quizás eso que ustedes han dicho no es realmente lo que piensan y sienten, y por eso se acomodan tan fácil a las “sugerencias” de sus mujeres.

Dicen que no se puede pero es mentira: SÍ se pueden cambiar algunas cosas en los hombres. Son más manipulables que nosotras. Talvez no todo, no se va a “componer” a un alcohólico o a un drogadicto, pero en temas más sencillos, como casa, ropa, estilo, sí que se los puede cambiar, ¡¡y mucho!! Yo lo he visto!! Una compañera del trabajo, claro que después de casi 10 años, pero lo logró: logró que su esposo, militar de carrera, se retirara del ejército y dejara de usar armas!! ¡¡Sí se puede!! Sólo hay que conocer cuál es la mejor forma de manipularlos… con alguno será siendo melosa, con otro, siendo estricta, con otro, siendo racional… ¿Es válido eso o es una forma de manipular a los otros e ir sembrando el futuro parásito que asfixiará al amor? ¿No son el respeto y la aceptación dos requisitos sine qua non para que florezca y viva el amor? (entre otros). Para la boda del Ale y Meredith, un amigo de ellos, cantó una canción vasca que habla acerca de cómo queremos poseer y coartar la libertad de lo que amamos, sin darnos cuenta de que en el proceso, lo matamos. Era de un pájaro que es enjaulado y muere. Talvez yo nunca logre desarrollar ese poder de manipulación y persuasión. Pero no me gustaría que mi pareja empezara a querer cambiarme (no te cortés el cabello, no te vistás así… etc). Quiero que se me ame y respete tal cual soy, pues yo estoy dispuesta a hacer lo mismo. Eso sí, con vergüenza acepto que contigo fallé: yo quería cambiarte. Algunas cosillas! Además de que mi estrategia fue incorrecta, ¿Con qué derecho habría que querer cambiarte, si tú eras feliz así? Talvez los seres humanos ya traemos el gen de querer cambiar a los otros, y hacerlos a nuestro modo, porque creemos ¡Cómo no! Que nuestra forma de ser ES la correcta, y que si todos actuaran como nosotros, el mundo iría mejor… ¡Ah! El ego… ¿Quiero tener ese poder? ¿Acaso no es mejor ser capaz de amar y dejar ser al otro?

He aprendido a amar a los seres tal como son gracias a:
- Mi perro Coper: alfombra peluda apestosa, malcriada (se orina por todos lados!) y llena de enfermedades. Lo quiero tal como es. Me gustaría que fuera menos sucio, pero ni modo, qué le vamos a hacer! Es un perro anciano y a estas alturas, y además sintiéndose amenazado por el Canelo que vive en el jardín, no lo vamos a adiestrar…
- Mi sobrino Andrés. . Lo quiero muchísimo a pesar de que algunos de sus comportamientos me sacan canas verdes. Si se quiere amar desinteresadamente, y respetando la libertad individual del otro ser, los niños y los perros son lo mejor que nos puede pasar!!
- Mis compañeras de trabajo: he aprendido de ellas a conocerlas, aceptarlas y quererlas tal cual son. Ha sido una experiencia enriquecedora.

En resumidas cuentas: no me sentí atraída por ti al conocerte. Fue más una atracción… intelectual (por lo que nos medio conocíamos de Internet) por llamarla de alguna forma. No me enamoré a lo loco, no te idealicé después de conocerte “en vivo y a todo color”, no fue un amor a primera vista. Luego, al conocerte más te fui amando, sin idealismos, con lo bueno y lo malo. Allí es donde diferimos, pues lo último que me dijiste fue que nunca me habías amado, que para ti todo había sido una ilusión y que ya no confiabas en mí. Yo sí te amé y te he amado muchísimo, tú no tienes idea. Claro, con las circunstancias atenuantes de los DNV allá y todo ese drama, por momentos a un observador externo le podría haber parecido que no te amaba. Las cosas no son siempre lo que parecen.

No sé si de haberte conocido desde el principio en cuerpo y alma me habría sentido atraída por ti. Nunca lo sabré. Lo único que sé es que tu pérdida me ha hecho vivir un duelo muy profundo, que el no haberlo hablado frente a frente empeoró las cosas, que todo ese dolor me ha hecho crecer. He leído varios libros (de autoayuda algunos, de psicología y psiquiatría otros) para poder comprender lo que sucedió. Aún no lo comprendo del todo. Hay muchos cabos sueltos. Y ya no intento comprenderlo todo. Lo que sé es que no soy una víctima. Si ustedes dos después de sapotocientos años de conocerse súbitamente descubrieron que estaban hechos el uno para el otro, pues bien por ustedes. Si la María José me utilizó para poder acercarse a ti y le funcionó, patético pero bien por ella: logró su objetivo. Nada puedo hacer al respecto. Para mí, de aquí en adelante es como si hubieses muerto.

Escribo todo esto siguiendo el consejo de Elisabeth Lukas, psicóloga clínica austríaca quien escribió el libro: “En la tristeza pervive el amor” (Paidós, 2002). Lo escribo para poner por escrito y tirarme a la cara las verdades que no quería ver. Ha sido un proceso duro. Es verdad que me habría gustado estar mejor para poder amarte plenamente, y no llena de miedos, de inseguridades, esperando que fueses tú quien me salvara de mí misma. Si estoy aquí ahora es gracias a Dios y a mi lucha diaria. No, NO ha sido fácil. He tenido recaídas y a veces, en malos momentos, he llegado a pensar que no volveré a enamorarme. Pero tengo fe en que me enamoraré. Sin embargo, ya no espero a nadie que me salve, o me haga sentir valiosa, o me haga sentir mejor. Esa es mi responsabilidad. Busco a alguien a quien amar, que sea capaz de amar. Que camine conmigo: una pareja. Eso es lo que quiero. Si Dios me lo da, qué bien. Si no, pues a hacerle ganas y seguir adelante. Dios sabrá por qué.

Cuando mi papá murió, en el rezo de nueve días que se acostumbra a hacer, había una oración: “El Señor nos lo dio, el Señor nos lo quitó: bendito sea el nombre del Señor”. Lo mismo digo por ti, Juan Pablo. Fue bueno caminar contigo un tramo, lo disfruté a pesar de los malos momentos. También tuvimos muy buenos momentos. La vida está hecha de momentos… Ahora te dejo ir. Y me perdono… me perdono por lo que hice mal, por no haber dado el 100% de mí, por no haber estado en la capacidad de dar lo mejor de mí. Cierto es que contribuí a que las cosas acabaran mal, pero tú también contribuiste… Los dos pusimos nuestro granito de arena. No puedo seguir culpándome y castigándome el resto de la vida por un amor fallido y un corazón remendado. No es bueno para mí, ni para el mundo. Yo te perdono, querido Juan Pablo. Si te dañé y te ocasioné dolor, no fue intencionalmente. Espero que seas capaz de perdonarme por el daño que pude haberte causado.

Por último, para ti, que crees que la muerte es el final y sólo crees en el espíritu humano a través de manifestaciones artísticas, talvez sea difícil comprender esto: a pesar de que has muerto, siembre habrá en mí un espacio para guardar y honrar el amor que vivimos. O al menos, que viví. El amor es más que un sentimiento o una emoción. Es más que un conjunto de descargas bioquímicas en el cerebro. Pertenece al espíritu. Por lo tanto, no conoce de tiempos, espacios, ni límites. Primero Dios conoceré a otro chico, formaré una familia, pero siempre te amaré. Mi papá murió hace 10 años y no he dejado de amarlo, ni a mi abuelita, ni a mi Bernita… Siempre los voy a extrañar, con la esperanza de que algún día nos reencontraremos… Igual sucede contigo. ¿Recuerdas que en varias ocasiones ambos sentimos –y lo expresamos- que nos conocíamos de toda la vida y sentíamos que llevábamos años viviendo juntos? Yo sí lo recuerdo. Si la reencarnación existe, quizás por eso tuvimos esa sensación. Y si existe, aún no hemos terminado nuestra historia, y volveremos a encontrarnos en otra vida… Sólo Dios lo sabe. La muerte no es el final, lo sé y lo siento; pero no puedo asegurar qué sucede después. Y no me interesa especular. Sólo sé, siento y creo que no muere nuestro espíritu al morir el cuerpo.

Hoy estoy llorando mientras escribo estas líneas. Te bendigo y te digo adiós. Te dejo ir y sigo mi camino, libre de culpas, de iras y tristezas. Ya es tiempo de seguir adelante. La vida sigue, es muy corta. Y hay mucha belleza en ella.

Dios nos bendiga a todos y cada uno de los seres que habitamos este mundo. Que seamos capaces de escucharlo y descubrir Su presencia. Que nos conceda un corazón compasivo y capaz de amar, sabiduría, esperanza, fe y alegría. Que nos ayude a ser mejores cada día. Que seamos valientes y tengamos el coraje de buscar la verdad y vivir en ella. Que Dios ilumine nuestro camino y la Virgencita nos acompañe cada día. Que nuestras empresas prosperen y nuestros sueños se realicen. Lo pido en nombre de Jesús, amigo y hermano. Amén. Namaste.
JIRAFA SE DESPIDE
¡NO! No voy a dejar mi blog Jirafa. Simplemente empiezo otra fase. Ya es hora de evolucionar y seguir adelante. En cuanto logre subir una imagen, lo haré pues encontré una jirafita sonriente muy linda!! A partir de ahora mi sitio será "Jirafa reloaded".

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.