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Sentimientos, reflexiones, historias y opiniones del viaje que es la vida.

mayo 19, 2005

Eterna soledad 

19.05.05 Jirafa atormentada

Atormentada porque estoy en medio de una tormenta tropical, la primera del año que nació en el Pacífico: Adrian. Y atormentada por mis pensamientos…

Ya llevamos tres días grises, nublados, fríos. Con lloviznas pertinaces que atacan a mansalva. Se estaba acercando Adrian. Venía hacia Guate’, pero al final se desvió hacia El Salvador que estará sufriendo en estos momentos los embates de vientos de más de 80 KPH. Ojala no se haya convertido en huracán, como se previó. Los días grises no mucho me gustan. Peor si son tan seguidos. Además, me recuerdan a Barcelona. En otoño e invierno, es casi la norma. Días grises, húmedos, a veces lluviosos. ¡Ah, Barcelona!

¿Puede una ciudad hechizarnos aún antes de conocerla? No soy fanática del fútbol, sin embargo, desde siempre le he ido al Barça, porque es de Barcelona. Siempre quise ir a Barcelona. Y a Andalucía. Al conocerla, se me metió en el alma. Y eso que no la conocí mucho. Me pasaba casi todos los días encerrada, leyendo, durmiendo, llorando una hora sí y otra también. ¡Cuánto más pude haber conocido! Pero ni modo. No lo hice. Estaba encerrada entre murallas invisibles que me pintaban de gris hasta los días azules. Bueno, no siempre. Recuerdo bien cuando conocí Los peines del viento. Estaba lloviendo muy fuerte. Las olas se encrespaban y bañaban todo el sitio destinado a observar las esculturas, y a los visitantes. Pero no sentí gris el día: estaba junto a la persona que amaba, mirando algo que me encantaba y en un lugar que era muy importante para el que fue mi chico: San Sebastián. Estaba muy feliz. Ninguna ciudad me gustó tanto como Barcelona, a pesar de que San Sebastián me gustó mucho. De eso ya casi tres años… El tiempo pasa inexorablemente y al final sólo nos quedan los recuerdos, vagos jirones de realidad que se desdibujan entre los pasillos de la memoria.

Y es que, entre los días grises y los libros leídos esta semana, la ausencia y el recuerdo me consume. Primero leí un libro que me prestaron : “el millor qui li pot passar a un croissant”, de Pablo Tusset. Estar leyendo en catalán también tuvo su efecto. Luego, leí “la sombra del viento” de Carlos Ruiz Zafón. Lo leí de un tirón, robándole tiempo al sueño y a las noches frías y lluviosas. Me estoy sintiendo muy sola. El primer libro me recordó a un grupo de personas que conozco. No puedo negar que por momentos era algo gracioso, pero la verdad, no es mi estilo. Si esa es la forma de escribir de Tusset, no quedé invitada a leerlo de nuevo. No voy a negar que la combinación de trama policial, sexo, humor (algo sarcástico la más de las veces) y rebeldía es buena para atraer lectores. El protagonista, un pijo que no quiere ser pijo, pero le gusta la buena vida y no le gusta trabajar, un soltero que no quiere amar a nadie ni comprometerse con nada ni nadie dice algunas cosas bastante coherentes; por ejemplo esta, acerca de la admiración que me hizo comprender algo...

"l'unica manera en què la gent normal i corrent pot admirar ès només una forma velada d'enveja, i jo no vull que m'envegin: em fa fàstic, em fa vergonya, em regira els budells, ¿ho pots entendre?".

Aunque de todas formas, me gusta más la otra forma en que se trata a la admiración en el otro libro: "la admiración del chico es pura ingenuidad; cuando me comprenda, dejará de admirarme."


Y luego, el otro libro, “la sombra del viento”. Es de mi tipo... Está clasificado como literatura popular, pero me ha gustado mucho. Es una historia de amor. Con un poco de novela histórica –que me gustan mucho- y sí, algo de trama policial –que lo confieso, sí me interesa: por eso me gustó “El nombre de la rosa”-. El lenguaje no es como el del otro libro, plagado de palabrotas o sexo fácil. Me gustó mucho. Aunque leer de tantos lugares de Barcelona, calles por las que caminé me ha puesto más nostálgica… Y más nostalgia me da leer “Nos demos cuenta o no, sólo una vez se ama de verdad en la vida”; si eso es cierto, pues ya todo está dicho! Algunas personas dicen que no (los psicólogos, sobre todo), que se puede amar a muchas personas y otros rollos por el estilo. Depende de cada persona. Una se conoce y sabe sus limitaciones.

Leyendo el libro de Tusset, escuchando a mis amigas y a mis compañeros de trabajo, concluyo que de verdad, la mayoría de hombres no les interesa/ no saben/ no pueden amar. Amar, no enamorarse o desear a alguien. Sin embargo, Ruiz Zafón propone lo contrario. ¿Escribe él con alma femenina, o desde el punto de vista femenino? ¿Quiénes leen más sus libros, hombres o mujeres? Casi apostaría que mujeres. Una amiga, que es casada, le gustan los hombres y está segura de su identidad sexual, me dijo que el amor es más posible entre dos mujeres porque los hombres están en su mayoría, incapacitados para dar; sólo quieren recibir; sólo quieren verte feliz, en buenos momentos, no te quejes junto a ellos (de problemas, de dolores o enfermedades), porque no te van a querer cerca. ¿Serán así por miedo, porque no han aprendido a compartir, a dar (tiempo, paciencia, comprensión, etc.), porque la cultura machista los empuja a ser así, porque genéticamente son egoístas por naturaleza? No lo sé. Por otro lado, también hay mujeres con esas características. Quizá los hombres que sí creen en el amor, que sí pueden dar y amar son los pocos valientes que se han atrevido a asumir su lado femenino y romántico. Independientemente de su orientación sexual, son los que se sienten más a gusto con expresiones de ternura, de compasión, de generosidad. E igual, las mujeres que no son dependientes, hiperemocionales, son las que han descubierto su lado masculino y lo aceptan tal cual es. Son hipótesis mías.

Otra hipótesis es que detrás de tipos como el protagonista de Tusset (Jorge Eduardo, creo), que son cínicos, hacen chiste de todo, son sarcásticos, van de duros y no quieren compromisos, hay un alma sensible, con terror a ser dañada, tierna y amorosa. Osease, que es el miedo el que nos impide ser como somos: fuentes de amor y de bondad.

No puedo andar por el mundo pensando que todo el mundo es bueno por naturaleza. Los golpes de la vida a veces nos hacen sacar lo peor de nosotros. O lo mejor. Para eso tenemos libre albedrío y cada quien lo usa a su manera. Somos capaces de cosas hermosas y terribles los seres humanos. Estoy consciente de que creerse a pies juntillas las historias de milagros, llevándoselas de santa y de niña buena no es lo más lógico, ni lo más real para andar por este mundo. Pero creer que todo es una mierda, que nada vale la pena, ir por el mundo sin creer en nada ni en nadie (a veces no basta la creencia por uno mismo o la humanidad), y ser cínico e irónico hasta con una misma, tampoco es lo lógico ni lo más real. Es difícil viajar a través del sabio término medio. Los extremos son más fáciles.

Llevo varias noches en vela por estar leyendo. Y hoy no estoy muy consciente. Las lágrimas van por dentro. Además, estos días no ayudan. Ni los libros que leí. Los libros, que nos llenan el alma y la vida y nos ayudan a caminar en soledad. Se me escapa la fe, el tiempo y la vida. Hay que seguir adelante. Hay que tirar p’adelante, como decía doña Gina, amiga de mi bisabuela… Namasté.

Eterna Soledad (enanitos verdes)
Eterna soledad...
el tiempo danza en la madrugada,
y no puedes dormir

si están
todas las luces apagadas.
Ya se fue el tren
y esta calle nunca más será igual.
Aprendiste a tener miedo pero
hay que correr el riesgo
de levantarse y seguir cayendo.



No hay nada que perder
cuando ya nada queda en el vaso.
Y no puedes saber qué fuerte
es el poder de un abrazo.
Ya se fue el tren y esta calle
nunca más será igual.
Aprendiste a tener miedo pero

hay que correr el riesgo
de levantarse y seguir cayendo.

Pero hay que correr el riesgo
de levantarse y seguir cayendo...


Yo lo sé
que nadie te dijo
para qué todos están aquí.
la soledad,

te da un cierto confort,
no te deja mirar.



Eterna soledad,
eterna soledad....
Sé que la gente busca tu consejo.

Hay que correr el riesgo
de levantarse y seguir cayendo.
Pero hay que correr el riesgo
de levantarse y seguir cayendo
.

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