<$BlogRSDURL$>

Sentimientos, reflexiones, historias y opiniones del viaje que es la vida.

mayo 31, 2004

De este lado del mundo 

30.05.04 Jirafa celebrando

Me he enterado de que Pinochet ha perdido la inmunidad, así que finalmente será juzgado por algunos de los crímenes que cometió cuando estuvo en el poder. Esa es una de las mejores noticias que he recibido en estos días. Salté de la alegría al leer tremenda noticia. Me llena de esperanza. Quizá algún día, los genocidas de mi país también sean juzgados. No estoy a favor de la ley del Talión. Pero no es justo que, después de todo lo que hicieron, anden pululando campantes por allí, detentando el poder e instruyendo a las nuevas generaciones en sus tácticas de guerra. ¡Hay quienes hasta los tienen por héroes! Si se les juzga y encarcela, quizá los otros no se atrevan a hacer lo mismo de nuevo. Claro que los miles de desaparecidos, torturados y asesinados no van a resucitar porque se juzgue a Pinochet o a Ríos-Montt, pero al menos sus familias sabrán que se ha hecho justicia.

Es divertido estar escribiendo esto al mismo tiempo que veo “Futurama”. Las mujeres somos multitareas. Esa es una gran ventaja. Y es una necesidad evolutiva, de no existir esta habilidad, una mujer no podría hacer todo lo que hace al mismo tiempo y desde hace miles de años: trabajar fuera de casa (la agricultura la iniciaron las mujeres, que sembraban mientras el hombre se iba de caza), atender a un bebé (o más), escuchar a su hombre, preparar la comida y preocuparse por la mascota, todo al mismo tiempo. ¿Qué le vamos a hacer? ¡Así somos!

Hay cientos de muertos en Haití y República Dominicana; miles de desaparecidos. Es triste ver tantas escenas de dolor y pérdida, de personas buscando a sus familiares desaparecidos. Los eventos naturales siempre son peores en los países pobres porque no existe la infraestructura para prevenirlos ni afrontarlos. Dependemos de los países ricos, las donaciones, las ayudas... Yo creo que lo peor que hacemos (y nos hacen) es la comparación. Si hubiese existido la Atlántida, y hubiese sido tan avanzada como supuestamente era, Grecia y Roma en su esplendor, y Europa en todo su desarrollo histórico siempre se habrían visto atrasadas respecto a la Atlántida. Ni a Europa ni a Estados Unidos, llegó nadie diciéndoles hacia dónde tenían que ir. Si se dejara a cada pueblo desarrollar su propia cultura, a su propio ritmo, todo iría bien. Creo que China hizo bien al aislarse tantos años del resto del mundo. Logró conservar su cultura (que ha enriquecido mucho la cultura de toda la humanidad) y cohesionarse como unidad. Ha iniciado desde hace unos años un repunte en su economía y es líder del mercado asiático. Y no sólo por su densidad poblacional o su tamaño. Además, todo indica que seguirá creciendo. En cambio aquí en Latinoamérica, siempre hay alguien que quiere decirnos qué hacer (por nuestro bien), que dispone de las políticas económicas, sociales, políticas y hasta culturales de estos paises. Esta semana que acaba de terminar vino el presidente de Francia y dijo que los guatemaltecos éramos unos estúpidos porque no queremos que se aumenten los impuestos. Muchos sí lo queremos, pero que sea de manera equitativa (los que tienen más, que paguen más y no al revés como pretenden hacerlo con la reforma que proponen) y que los impuestos sí se inviertan en el país, no en los viajes, mansiones o placeres del grupo gobernante y sus familiares. ¿Con qué derecho viene Chirac a decir eso, cuando ha sido invitado? ¿Qué diablos sabe él de este país? ¿Qué dirían él y los franceses si alguien llegara a decir algo parecido a Francia, a llamarlos estúpidos porque no permiten el uso de velos en niñas musulmanas en la escuela, por ejemplo?



Con los TLC sucede lo mismo: son la mejor forma para intervenir en los países legalmente, introducir productos para seguir con el consumismo alienante y controlar hasta la ecología. En un estado de México una empresa canadiense inició con un basurero de desechos atómicos y tóxicos, supuestamente manejados de forma “segura”. Segura para los canadienses, sin duda, porque los tienen muy lejos. Cuando los pobladores empezaron a ver los efectos de la contaminación se organizaron y lograron sacar a esta empresa de su tierra. La empresa demandó al estado Mexicano por las pérdidas causadas debido al cierre del proyecto y ganó el juicio. México tendrá que pagarle no sé cuántos millones por no haber permitido que contaminaran su suelo. ¡Cosas del TLC!

En Honduras iniciaron un proyecto (una empresa canadiense, también) de minería a cielo abierto que prácticamente destruyó desde la base varias montañas, deforestó cientos de hectáreas de tierra, contaminó los ríos y es desolador ver las fotos del antes y el después. Los poblados cercanos más afectados exponen todos sus problemas y recomiendan que ningún otro pueblo acepte ser parte de un proyecto de minería a cielo abierto. Ahora están vendiendo la idea de empezar algo parecido aquí aduciendo que aumenta las fuentes de trabajo (mientras el proyecto destruye todo, después sólo queda muerte y desolación) y es un buen negocio para el país. Vendiendo espejitos, como hace más de quinientos años hicieron los españoles… ¿España ha pedido perdón a los pueblos de América y de Asia que conquistó y asoló? Ya sé que con pedir perdón no se logra regresar el tiempo, pero al menos se reconoce la responsabilidad. Tampoco se puede vivir acusando a los malos padres por lo que sucedió hace tantos años. Hay que reconocer lo bueno que quedó, asumir lo malo, los problemas, aprender de ellos y ver cómo solucionarlos. Cero bolas. Pero no lo hemos hecho porque siempre ha habido alguien que nos dice cuando, cómo y qué hacer “por nuestro bien”… Por sus intereses, por supuesto. Además, la estructura colonial del país, que conserva el poder en pocas familias que quieren conservar su status quo a toda costa, no quiere cambios para conservar la mano de obra barata y obtener así siempre las mayores ganancias para poder invertirlas en Miami o Zurich. Y allí tenemos a los gringos, encargados de ejercer el poder en cuanto país se les pone enfrente. Haciéndose los locos cuando les hablan de derechos humanos y maltatando a los presos en Irak, Cuba y Afganistán, según informes de Amnistía Internacional. Ah, pero ellos sí tienen derecho de hacer y deshacer las cosas en cualquier país cuando les da la gana, porque son los “buenos”. Esas son las ventajas de tener el sartén por el mango… Ventajas para quien las tiene, que para los que se fríen a fuego lento, no hay mucha ventaja ni mucha ruta de escape. Excepto la desesperación o la resistencia valiente y la lucha. Namaste.


31.05.04 Jirafa pacífica

Dije que no hablaría más de mí porque estaba aburrida de hacerlo… Sin embargo, todo lo que escribo lleva mi propio punto de vista, una parte de mí. Además escribo acerca de hechos que me tocan de una u otra forma. Al final esto de escribir es bastante egocéntrico, aún cuando se escriba acerca de lo que sucede en el mundo. Porque sólo se escribe de lo que sucede que toca el alma de quien escribe, lo que no nos toca a veces ni lo recordamos. Resignada ante el hecho egocéntrico que resulta la escritura, mejor voy a lo que iba.

Hace dos días tuve varias armas en mis manos. Es común –y los turistas se asustan al verlo- que los guardias de los bancos y los comercios anden armados aquí. Fusiles, metralletas, escuadras… es parte del paisaje urbano. Eso sin mencionar a los civiles que andan con armas –con o sin licencia para portarlas- y de los integrantes de maras –pandillas juveniles utilizadas por los líderes de bandas de narcotráfico como carne de cañón- y delincuentes. Pero yo nunca había tenido un arma en mis manos. Antes, incluso hace tres años, me llamaba la atención aprender tiro y manejar arma. Erróneamente sentía que hacer ese tipo de ¿deporte? Me daría cierta sensación de poder; hasta fuimos a averiguar con una amiga al polígono de tiro. Pero al tener varias armas en mis manos, me dio una sensación horrible mezcla de repugnancia, dolor, miedo y tristeza. Conocí varios tipos de municiones, penetrantes, expansivas, explosivas… Hasta unas pequeñas para caza menor. Tener en las manos un cartucho calibre 45, capaz de expandirse dentro de un cuerpo –de persona o de animal- me hizo pensar en lo poco que nos amamos los humanos. Sigo insistiendo que excepto algunos casos en los que la anomalía es a nivel cerebral y bioquímico, el ser humano sólo hace daño a otro ser (humano, vegetal o animal) cuando no está consciente de sí y no se ama. La persona que tiene ese pertrecho de guerra en su casa es alguien que ha sufrido mucho, que tiene dificultad para mantenerse bajo control, ningún nivel de tolerancia a la frustración y mucha agresividad. Toma benzociacepinas para mantenerse en control. Utiliza armas desde los once años. Ahora tiene casi setenta y por su estilo de vida se está quedando ciego y está en espera de que le coloquen un marcapasos. La verdad, me da compasión porque sé que sufre por sus perspectivas de vida.

Siento que el instinto de muerte, de matar y destruir es parte de la naturaleza del ser humano. Parte de mi naturaleza al menos. No justifico a quienes matan, pero puedo llegar a comprenderlos. Es algo horrible, feo, oscuro, pero es algo que está allí. No se puede negar. No me gusta matar (ni comer) animales. Son seres vivos que sienten, no importando su clase. Recuerdo que en un laboratorio de fisiología, cuando descerebramos un sapo, el otro sapo se acercó a moverle la patita. Logré convencer al profesor para que no decorticáramos al pobre animal y desde entonces vive en mi jardín. No sé si aún vive, por cierto, porque no lo he visto ni oído hace mucho tiempo. La primera vez que maté un animal, fue un accidente. Teníamos una familia de conejos (como mascotas, no para comer) y un conejito se había trepado a un sitio que yo no podía alcanzar, así que le tiré una tapadera para asustarlo, pero le cayó en la columna y se la rompió. Dio un grito agudo, ya no pudo caminar y en la noche murió. Me sentí muy mal. Yo no quería matarlo. Las únicas ocasiones en las que he matado sin pesar es cuando ahogo las polillas (termitas) que destruyeron mi closet anterior y comieron muchos libros. Por eso las detesto porque aunque es cierto que se han quedado sin su hábitat, que han disminuido los depredadores, que necesitan celulosa para vivir… ¡Que no toquen mis libros! Y la otra vez fue con arácnidos: mi perrito se infestó de garrapatas; sí, un asco total, me enojaba ver cómo succionaban a mi pobre animal así que no, no me dio pesar matarlas. Los insectos son inútiles totalmente. Bueno, para que coman otros animales sí sirven… No quiero estar presente cuando la dieta humana esté basada en proteína de insectos, que ya se está estudiando y ecológicamente hablando, es una buena solución para obtener fuentes de proteína libre de colesterol, de poco mantenimiento, poco espacio (y así se deforestan menos bosques para ganadería) y gran rendimiento y bajo costo. Qué tan apetitosos sean, no lo sé. Prefiero no saberlo. Ni vísceras ni insectos… Aunque los camarones parecen insectos marinos… En un pueblo indígena de aquí y en varios sitos en México se suelen comer diversos insectos. ¿Y si mejor somos vegetarianos??

Y hablando de muerte, he aquí otro caso de muerte a unos primos lejanos, pero primos, nos guste o no. Los gorilas y chimpancés –insisto- deberían ser clasificados como humanoides. Los biólogos y conservacionistas creen que en diez o quince años, los gorilas de montaña de África central, habrán desaparecido. En Ruanda, por las consecuencias de la guerra se han roto los pactos de no cazarlos y los cazan para comer pues las poblaciones han aumentado adentrándose en las montañas y destruyendo el bosque pues buscan coltan un mineral presente en los teléfonos celulares y en chips. Ya decía yo que eso de andar cambiando celular a cada rato además de evidente ovejismo le hacía daño a alguien, a los gorilas. Me alegra de seguir sin usar celular. Son una necesidad creada y resistiré hasta donde pueda. Las transnacionales madereras como CIB tienen las tres cuartas partes del territorio concedidas para la explotación maderera en el Congo. Y “ayudan” al desarrollo… No están reforestando y muchas partes de África son desérticas… ¿Qué van a hacer esos pueblos cuando boten el último árbol y las compañías se marchen a arrasar otro lugar? No van a tener animales qué cazar, ni agua, ni árboles. Arena. ¿Se puede comer la arena? Excepto algunos caracoles, lombrices e insectos, creo que no. No hay soluciones fáciles para el desarrollo sostenible. Ese es un hecho. Mientras tanto, lo único que nos queda por hacer –porque no podemos resolver los problemas del mundo- es amarnos, amar y poner nuestro granito de arena para mejorar desde donde estamos, el destino de la humanidad. Namaste.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.