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Sentimientos, reflexiones, historias y opiniones del viaje que es la vida.

mayo 29, 2005

Eros y Psique 

29.05.05 Jirafa que ama… y espera

Me encantaría –como a la mayoría de seres humanos- encontrar una persona a quien amar y que me ame, con quien poder caminar juntos y realizar nuestros sueños, con quien me nazca de nuevo el deseo de formar un hogar y ser madre. No soy una mujer perfecta reconozco que tengo muchos defectos. Y también tengo cualidades. Por ejemplo, trato de ser íntegra. Soy inteligente. No le hago daño a nadie a propósito. Sí, cometo errores: hablo mucho. A veces, por tratar de “ayudar” (según yo), me meto donde no me llaman. Me cuesta tomar decisiones y mantenerlas: Me lo cuestiono todo… Y sí, estuve deprimida. Estos días (justo antes de la menstruación) he andado tristona; las hormonas. En estos días también –el 27, para ser exacta- habría cumplido años mi padre y desde mediados de semana, había estado pensando mucho en mi ex. Y sí, cuando me enojo, a veces caigo mal. Pero de eso, a ser como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, hay una gran diferencia… Hoy vi parte de la película…

Yo no sé si Juan Pablo había leído ese libro. Mi mayor referencia de dicho personaje era de Bugs Bunny y el Pato Lucas. Caricaturas. Y tenía la idea de que era un personaje que a veces era apacible, pero en otras ocasiones se transformaba en un monstruo. Un ser con doble personalidad. Las mujeres tenemos buena memoria. Especialmente cuando se trata de situaciones emocionales. Lamento haber borrado los correos que él me envió pues ya no tengo evidencias, porque recuerdo bien que en un par de ocasiones, después de que decidió que sólo fuésemos amigos y mientras las cartas que intercambiábamos se iban llenando de reclamos y acusaciones, él me dijo que yo era como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. No sé si me lo dijo porque argumentaba que yo adolecía “doble personalidad”, según él. Cuando le reclamaba las cosas que me habían parecido injustas o acciones que consideraba erróneas, me decía eso. No sé si él leyó ese libro alguna vez, o miró cualquiera de las películas basadas en el libro: “El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde”, de Stevenson (claro que las películas no son versiones fieles de los libros, aunque dan alguna idea...). Él lee mucho y no me extrañaría que lo hubiese leído. Si sabía de qué trataba el libro y cómo era Mr Hyde, y me dijo que yo era igual… ¿por qué lo dijo? Independientemente de que sí, que todos tengamos dentro un ángel y un demonio, yo no era, ni me comporté, ni soy Mr. Hyde. Por una vez que me emborraché e hice un drama en ese estado, por la depresión que atravesé que a veces me mantenía de mal humor o ¡deprimida! (¿qué esperaban?), no creo que merezca ser comparada con ese personaje. Al final copio un micro resumen de la obra (versión “Mickey Mouse”, nada serio), un enlace en donde critican las distintas versiones cinematográficas del libro, parte de un artículo de Luis Alberto de Cuenca y una dirección en donde hay una crítica a mi libro del año: “La sombra del viento”.

Nada. Nunca sabré realmente por qué me dijo Juan Pablo Fuentes López que yo era como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Ya no sé qué más pensar. ¿Es que acaso yo estaba tan ciega? ¿Con quién estuve viviendo? ¿Quién era el verdadero Juan Pablo? ¿A dónde fui a caer? Habiendo tantas personas en España, tuve que ir a parar allí… No cabe duda que la depresión lo hace andar a uno con malas “vibras” y por eso termina una en esos merengues. Como sea, lo perdono. Si lo dijo sin estar bien enterado del libro (que me he propuesto leer; hoy vi parte de una de las tantas películas basadas en el libro, pero quiero leerlo), si lo dijo como comentario fácil -sin reflexionarlo-, si lo dijo con ánimo de ofender, si lo dijo como contra ataque, si lo dijo porque lo creía así, o por cualquier otra causa, lo perdono. Y tanto a él, como a la psicóloga María José Buj Pereda, que me súper aseguró no estar interesada en él, llevar con él sólo una pseudo-amistad superficial y hablarle de mi caso –faltando con ello a la ética profesional, aquí, en España y en China- “por necesidad”, los perdono. Que sean felices en su matrimonio y los dejo en manos de Dios. Muchas veces Juan Pablo me dijo que yo era una niña. Y lo era; para eso me sirvió la depresión: para pasar de niña a mujer. Fue un cambio abrupto, duro, sin adolescencias rebeldes de por medio. Lo amé con mi corazón de niña, y lo amé en medio de la tormenta que atravesé. Pero él nunca me amó, ni valoró mi amor, y sólo jugó conmigo. Lo más patético del caso, es que quizás él piense lo mismo, pero como nunca quiso hablar las cosas con claridad ni frente a frente, quizás nos vamos a morir con una idea errónea de lo que sucedió y de lo que el otro sentía.

Yo nunca lo vi como un ogro, sin embargo él vivía defendiéndose diciendo “No soy un ogro”, y no sólo a mí, se lo dijo incluso a mi madre cuando vino a hacer su representación teatral: “vengo a pedir que te cases conmigo”, frente a mi familia más cercana. Siempre me voy a preguntar: “¿Por qué se siente como ogro? ¿Quién lo acusó de serlo?”. Ojala que su mujer psicóloga lo ayude. Bueno, al menos al fin me hizo caso de buscar ayuda, que se lo dije tantas veces!! Dios sabe por qué hace las cosas. Yo lo amé con todo mi corazón, pero ni modo, así es la vida. Y repito una frase que se dice aquí durante los rezos que se hacen después de que alguien fallece: “El Señor nos lo dio, El Señor nos lo quitó. Bendito sea el nombre del Señor”.

Como dije al principio, no soy una mujer perfecta. Soy un ser humano que apenas empieza a dar sus primeros pasos como mujer adulta. Sí, a estas edades. Me tomó más tiempo que a otras personas. A veces hiero a las personas que amo por no pensar lo que digo. A veces soy despistada. A veces callo cuando debería hablar y hablo cuando debería callar. He amado. Nunca he sido amada. Y a las pruebas me remito. ¿Es tan difícil que alguien me ame? Me ha costado admitirlo, pero al fin me he dado cuenta de que más allá del ego (con lo académico, y su rollo cleto), aquí y ahora, lo que más me importa es amar; es el amor. Y claro, me encantaría ser amada por un hombre. Para mal o para bien, disfrazado tras mil formas, ese ha sido el principal objetivo de mi vida: amar y ser amada. Talvez ya sea tiempo de replanteármelo y buscar otros caminos...

Quizá por eso no me he sentido 100% feliz: porque no amé al 100% y porque nunca he sido amada por mí misma ni a pesar de mí misma. He amado. Y es bello, alegre, gratificante, a veces un poco doloroso –pero por el apego- amar. Pero, ¿Qué se sentirá ser amada por lo que soy y a pesar de lo que soy? Hay cosas que nunca vamos a llegar a saber y dudas con las que quizás llegaremos a la tumba. Hablo, por supuesto, del amor de pareja. Aclaro también que como niña, mi amor no era completo: era muy egoísta; o sea que teóricamente ahora estoy más capacitada para amar. Habría que llevarlo a la práctica para comprobarlo. Pero no sé si podré hacerlo. Yo confié y amé tanto, tanto… Tanto como para atravesarme el Atlántico y dejar familia y amigos, como para arriesgarme a dejar de lado mi profesión –porque la homologación para ejercer en otro país no es fácil, y eso de depender económicamente y no trabajar en lo mío, no me agrada, me frustra-, tanto como para entregarme en cuerpo y alma – en mente no del todo porque estaba hecha un relajo por la crisis que viví-. No sé si alguna vez voy a poder confiar de nuevo. No sé si volveré a enamorarme y amar tan intensay profundamente. Lo dejo en manos de Dios. Y que me ayude con lo que sea que suceda: la soledad o la vida en pareja y en familia, que ninguna de las dos es fácil. Yo sola no puedo, de eso estoy segura. Por otra parte, hay muchas formas de dar amor. Y no existe sólo el amor de pareja. Estaba a punto de cometer un error con el destino de mi vida y mi profesión. Pero al fin he abierto los ojos. Hay que hinchar el cuero y seguir adelante. La vida sigue. Además, la vida es bella y a veces hasta nos sonríe. Namasté.

PD: No se puede comparar un libro con otro, pero entre “La sombra del viento” y “Los detectives salvajes”, prefiero “La sombra del viento”. Es más de mi estilo.

RESUMEN: Mr. Utterson un prestigioso abogado londinense ha escuchado una historia de manos de su amigo el doctor Enfield que le hace despertar su curiosidad y comenzar una investigación para llegar a averiguar la verdadera identidad de Mr Hyde, un hombre que se presenta muy unido a un viejo amigo conocido como el doctor Jekyll.

Las investigaciones le llevan en primer lugar a un testamento en el que Jekyll hace depositario de todos sus bienes -en el caso de que desapareciera o falleciera- a Hyde. Más tarde el abogado mantendrá una conversación con el doctor, el cual le pedirá que olvide el asunto.
Mas tarde se produce un cruel asesinato en la ciudad, una testigo asegura que el asesino ha sido Mr Hyde. Tras un largo periodo de búsqueda, éste no aparece y se produce la extraña enfermedad y muerte de Lanyon (un viejo amigo de Utterson).

Tras mucho tiempo de tranquilidad, una noche aparece Poole, el criado de Jekyll, en casa del abogado para pedirle su ayuda. Utterson se desplaza a casa de su amigo y tras derribar la puerta del laboratorio encuentran el cadaver de Hyde junto con unas cartas.

Ya en casa, Utterson se dispone a leerlas, se trata de la letra Jekyll en la cual se explica el extraño caso: el doctor tenia una clara obsesión y era la de dividir las dos naturalezas de la persona (la del bien y la del mal). Esto lo logra mediante una poción que inventa, cuando se la bebe se convierte en un ser maligno, es decir Mr Hyde. Cada vez más éste se fue apropiando de su cuerpo hasta llegar el punto en el que ambos se odiaban. Las dosis se fueron acabando y no encontraba la sustancia apropiada para la poción. Hhasta que esta se acabó ambos luchaban el uno contra el otro, pero el final del producto llegó y tanto el Dr Jekyll como Mr Hyde encuentran la muerte. (Tomado del Rincón del Vago)

Y es que todos nosotros, absolutamente todos, nos sentimos aludidos en lo más íntimo por la doble faz de un personaje que es capaz de llevar una existencia rutinaria, burguesa, pacata y victoriana de día, y que se transforma de noche en un titán del mal por el mero hecho de trasegar un vaporoso bebedizo. Las drogas modernas nos han dado a conocer de cerca ese fenómeno. Pero no es necesario tomar pócima alguna para que el monstruo que habita en lo más hondo de nuestro ser tome las riendas de nuestra conducta y nos meta en un lío. Somos dos en uno (como ese aceite milagroso que anuncian en la tele), aunque vayamos por ahí presumiendo de un solo cuerpo y una sola alma, y dándonoslas de gente muy vertebrada en lo psicológico. Somos dos. Ya se sabe: Borges y el otro.
Luis Alberto de Cuenca, Instituto de filología del CSIC.

http://www.lamaquinadeltiempo.com/Stevenson/stevetomy.htm

http://www.red-literaria.com/articulo_sombra_del_viento.html

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