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Sentimientos, reflexiones, historias y opiniones del viaje que es la vida.

julio 09, 2004

Tiene que tener título??? No se me antoja ninguno... 

Guate. 08.07.04 Jirafa musical

Estuvo lloviendo toda la tarde/ el campo ha quedado muy verde y fragante. /Del viejo árbol sale doña ardilla /y los patitos se cubren con impermeables saltando felices sobre los charquitos…/

Esos versos son de una canción llamada Tarde de lluvia. Crecí escuchando a Crí-Crí. Seguro quienes hemos crecido en Centroamérica o en México lo conocemos. No creo que sea conocido en Sudamérica. ¡Pero cómo no voy a ser tan tierna y sensible si crecí escuchando canciones de oasis que ofrecen agua a un camello sediento, princesas de caramelo, armarios de la abuelita, bodas de palomos o canciones tan lindas como Ojitos de Cascabel!:

Talvez mandando una carta/ pueda yo conseguir una cosa que quiero/ nada más para mí. Una cosa bonita, difícil de recibir. Y quizás la consiga/ si me pongo a escribir. Ojitos de cascabel/ Ojitos dulces como la miel/ Par de estrellitas de Navidad/ que alegran la oscuridad. Voy a pedirle a Santa Clos/ que en Nochebuena junto al dintel/ en mis zapatos me deje tus dos ojitos de cascabel.

Esa canción me recuerda los ojitos de mi sobrino, un bebé precioso de año once meses. Estas canciones fueron compuestas por un músico veracruzano, Francisco Gabilondo Soler, que se hacía llamar Crí-Crí. Son canciones de las décadas de los ’40 y ’50, con música, claro, de la época. No lo dudo, a más de alguien le parecerán cursis, ñoñas y qué sé yo qué más. Pero por favor, son canciones tiernas para niños! No hablo de ocultar la realidad a los niños, pero sí de alimentar su fantasía con cosas diferentes a las típicas caricaturas violentas de la tele. Además, esta es música para pre-escolares (o preescolares??), que un niño de ocho años ya no tolera ese tipo de música. Igual, me parece muy linda y a mi sobrino le gusta mucho. También le gusta Barney, pero ni modo… ¡Hay que respetar! Namaste


09.04.07 Jirafa gris

También tengo derecho a ponerme gris de cuando en cuando, no? Quizá sea por los tres días grises, sin sol, con mucha lluvia y algo de frío. O que me estoy sintiendo sola. O que pronto será otro aniversario del asesinato de mi padre. O todo junto. Ya se me pasará, lo sé. Pero hoy, particularmente hoy, me siento gris.

No voy a transcribirlo hoy, pero por si alguien aún tiene dudas de que hombres y mujeres somos diferentes (tal como yo sentía, pensaba e intuía, las hormonas tienen un papel importantísimo en nuestro comportamiento y en la forma como reaccionamos de diferente forma y en diferente magnitud ante un mismo suceso los integrantes de ambos géneros), pues puede buscar y leer la revista “Dialogues in Clinical Neuroscience”; el artículo que transcribiré no es nuevo, es del 2002. Pero en números recientes se pueden encontrar nuevas evidencias, comprobadas. Por ejemplo, que las mujeres recordamos más los sucesos (y con más detalles) mplicados con emociones que los hombres y los hombres recuerdan mejor los datos. Así que en una discusión de eventos pasados, es muy probable que quien se recuerde de lo que realmente pasó sea la mujer. Creo que al final el libro pseudo científico aquel de “los hombres son de Marte, las mujeres de Venus”, no estaba tan desenfocado. Somos realmente diferentes. El amor (y la amistad), por lo tanto, es la única forma de mantener unidas a dos seres diferentes, que reaccionan incluso de forma divergente ante un mismo hecho. Y no por condicionamiento social, ni aprendizaje, sino por hormonas. Los hombres desarrollan más el área cognitiva, y las mujeres la emotiva; siempre hay excepciones, por supuesto. Los estudios han dado los mismos resultados en ratones de laboratorio, en primates y en humanos. Y los ratones no saben nada de género… Bueno, al menos no nos hemos dado cuenta de ello hasta ahora. Y tampoco nos podemos comunicar con ellos, así que quién sabe realmente…

Así que la forma en que hombres y mujeres enfrentamos las pérdidas (y las alegrías), son diferentes y por eso es difícil que lo que sirve de consuelo para un hombre, sirva para una mujer y viceversa. Por lo tanto, el consuelo que mi hermano y algún amigo ha querido darme en que “ya aparecerá alguien”, no me sirve de nada. Los hombres pueden casarse y ser padres con mujeres hasta veinte años menores y nadie lo ve mal (además, normalmente no tienen problemas con la fertilidad). Una mujer en sus cuarenta, ya está perimenopáusica y ya a esa edad es difícil que sea madre. Además, continuando con las diferencias, una mujer de cuarenta y tantos que adopta- perdón, se casa con un hombre veinte años menor, es prácticamente para ser madre del niño en cuestión, pues los hombres maduran mucho más despacio que las mujeres, desde que nacen. Comparen el desarrollo del lenguaje de un grupo de niñas y niños de dos años. Salvo contadas excepciones, las niñas aventajarán a los niños. Y si el área emocional no es el fuerte de los hombres y tardan más en medio desarrollarla, pues estamos fritos. Hay que terminar de formar y educar al chico. Y digo esto porque como me estoy sintiendo sola, pues la idea de “ya aparecerá alguien para mí, tarde o temprano” no me consuela en absoluto. Además, el tiempo pasa. Me siento como rosa. Quisiera compartir mi fragancia y mi ser con alguien, antes de marchitarme. Lo ideal sería con alguien que lo apreciase. Pero bueno, siempre están las filosofías, para encontrar algún consuelo. Quizá me vuelva estoica de la escuela de Marco Aurelio. Séneca era de los que predicaban y no se convertían. ¿Qué estoy diciendo? El estoicismo no termina de convencerme. Es muy… masculino. Racional. Estoy de acuerdo en no hacer tormentas en un vaso de agua, pero si algo duele, hay que expresar ese dolor, no tragárselo y aparentar que todo está bajo control. Insisto en que eso es lo peor que una puede hacer. Después lo reprimido termina saliendo de una u otra forma, y generalmente, de manera explosiva.

Y punto. Dejo la autocompasión de lado. Para que vean que no todas las guatemaltecas somos tradicionales o medio tradicionales, tengo una compañera de la maestría que, hablando de la boda a la que asistí la semana pasada, me decía que ella ni loca se casa. Que no cree en el matrimonio como institución civil y menos, religiosa, que no necesita un papel para vivir con alguien que ama y que no quiere pasar por el trauma de un divorcio. Se nota que nunca ha vivido con alguien que ama y la relación ha terminado. Porque puedo asegurar que el dolor de esa pérdida, no es menor por no estar casados. Duele lo mismo. Quizá de lo único que se libra una al no casarse es del papeleo. Pero bueno, es que creo que nadie se casa pensando en que la cosa va a terminar tarde o temprano. De lo contrario, dónde está la fe en la relación, en el amor y en la otra persona? Así es mejor no casarse ni intentar vivir con nadie porque si no queremos pasar por el trauma de una separación, no queremos sufrir, y pensamos que un papel no nos ata, pero que en cualquier momento se puede terminar la historia… ¿para qué intentarlo?

Y otra cosa; un amigo catalán se quedó con la idea de que las guatemaltecas nos vestimos muy conservadoramente por la forma en que me visto. A ver, ya dije que las faldas sobre la rodilla me gustan, los escotes no mucho (no me gusta quemarme con el sol). Sin embargo casi no las uso por el frío o por andar en bus, pues es peligroso para los testículos de quien ose tocarme (y siempre hay algún imbécil que lo intenta, peor si vas en transporte público). Sin embargo, si se observa en la calle, exceptuando las mujeres obesas, las señoras de más de cuarenta con niños y las mujeres indígenas que usan traje típico, la mayoría de chicas anda con pantalones tallados (strech), jeans de cintura baja, blusas escotadas y talladitas, ombligo al aire, sandalias, botas o zapatos de punta estrecha y tacón alto y estrecho. Incluso hay mujeres gorditas o que se sienten muy adolescentes y usan esa ropa aunque no les quede bien (pancita y llantitas rebalsando por todos lados). Algunas pocas usan bisutería enorme, de la que está de moda. En eso sí somos más conservadoras las mujeres de este país. Y en los tintes de colores (verde, azul, rosa). Pero en la ropa… Por favor! Estamos en Latinoamérica! Que yo parezca medio monja o sea muy conservadora es otra cosa… Creo que es por eso que por todos lados me dicen “señora” y no “seño” (señorita). Por la ropa. Debería modernizarme, no? Pero es que, dos cosas: los pantalones talladísimos son malos para la circulación; es un hecho. Y además nunca me convenció eso de andar exhibiéndome como objeto. Hay mucho que ver bajo la ropa, pero eso que lo vea quien lo merezca, no medio mundo. Y no es que no esté orgullosa de mi glorioso cuerpo. Es muy lindo. Me lleva a todos lados, me permite interactuar con el mundo, me permite bailar, y saltar y expresarme. Abrazar, amar, cargar a mi perrito. Cómo quisiera a alguien a quien amar… Necesitaría un hogar de perros y todo el Dispensario de niños desnutridos “Bethania” para canalizar mi amor. Y aún más. Los pacientes no son suficientes. Ni mi sobrinito (que es un sol). Ni mi familia. Hace falta una pareja. Sin embargo, no voy a caer en el juego. Hace falta, sí. Pero no vale la pena desearla ni aferrarse a esa idea de carencia. A veces pesa la soledad, sí. Pero es parte de la vida. No soy ni la primera ni la última. La vida sigue y eso no es lo único, ni lo más importante, ni lo que define mi vida.

Y ahora, hablando de otros temas, los libros de los que hablé hace mucho tiempo, es uno de Cortázar y otro de Bolaño. Por otra parte, hace dos años iniciaron el estudio y traducción del Palimpsesto de Arquímedes. Un libro comprado por un millonario anónimo (dos millones de dólares), y actualmente en estudio en la Universidad de Baltimore. Este Palimpsesto contiene un texto medieval sobre un libro escrito por Arquímedes. Es curioso, haciendo la relación de lo diferentes que somos hombres y mujeres (pero en esencia somos lo mismo), uno solo no puede, se necesita de dos. Hablo de hombres y mujeres como totalidad, no de que una persona sola no pueda vivir. El manuscrito de Arquímedes está casi ilegible debido al palimpsesto escrito siglos después. Fue evaluado bajo diferentes rayos de luz, y el rojo resaltaba más el escrito medieval. El azul apenas resaltaba el de Arquímedes. Pero al juntar los dos colores, el texto de Arquímedes se hizo más visible. Fotografiaron hoja por hoja y expertos en cultura helénica dispersos en todo el mundo, están traduciendo el texto. Ya encontraron las palabras que faltaban en la demostración del Teorema de la cuña. Arquímedes trabajaba mucho sobre el infinito. Uno de los matemáticos que trabaja en el proyecto dijo que al hablar del infinito, se ponía esotérico y hasta filosófico pues era algo asociado con Dios. Él se pregunta (y muchas otras personas, me incluyo): ¿Es el infinito, al igual que el concepto de Dios, algo que existe de forma abstracta, sólo en nuestra mente? Si fuera así, es suficientemente maravilloso todo lo que la mente puede hacer… ¡¡Hasta milagros!! Y además, este mismo doctor hablaba de los avances que se habrían obtenido, de haber conocido antes este manuscrito; de no haber tenido que esperar hasta el cálculo moderno para que las matemáticas, ciencia de las ciencias (junto con la filosofía, que no es exactamente una “ciencia” si nos regimos por la definición de ciencia), base de todas las demás ciencias, llegara hasta donde está. Quizá ya habríamos hecho viajes espaciales tripulados al menos a Marte o ya manejaríamos la medicina genética al dedillo (o nos habríamos destruido con bombas, quién sabe!). Pero, especular no vale de nada. Lo que valen son los hechos.

Hoy encontré un pensamiento que me gustó (no sé quién lo escribió):
“Llenamos el silencio con nuestras inseguridades”. Namaste.

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