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Sentimientos, reflexiones, historias y opiniones del viaje que es la vida.

abril 30, 2006

Amores en la red 

Ya sé qué son consejos de revista, y que quizás no tienen el respaldo de una autoridad en la materia. Pero la experiencia, el vox populi tampoco puede ser descartado sin más. Algún valor y veracidad tienen. Aquí va lo que encontré de los amores por internet: experiencias y consejos.

Amor de Internet

Autor:
Luis Echegaray

Amor de Internet, ¿amor hasta cuando?

El Internet ha globalizado las relaciones humanas, rompiendo los estilos de acercarse a los demás, sobretodo en las grandes ciudades, donde la interacción es ajena y difícil. Señalo aquí una paradoja de nuestros tiempos, mientras hay más personas reunidas en una comunidad, menos gente se conoce entre si.

Habitamos el mundo del contacto, pero desconocemos a todos, los extraños nos producen temor, no may más solidaridad con el hermano, el par, el humano. En la red sin embargo, hacer relaciones con todos es sencillo, y hacer relaciones de amor, también.

Hay como una natural disposición para aceptar el flirteo o desarrollar al seductor o seductora que todos llevamos dentro. El sentimiento se desarrolla con enorme facilidad porque no existe la intrusión del cuerpo, del gesto de la palabra, que muchas veces crean distancia.

El ligue es casi inmediato, hay un reconocimiento de que ambos se son “necesarios” y “complementarios”. El ciberespacio como alternativa de conocer es mejor (si se es honesto). No existen para las personas los temores de ser invadida, presionada, asaltada, estafada, con tanta facilidad como la da el mundo real.

Amor por Internet, ¿amor a una ilusión?

En este espacio virtual abierto a las relaciones humanas cada uno construye la imagen de lo que le gustaría ser y no describe lo que realmente es. Este espejo deformado ayuda para que la pareja potencial, al otro lado de la red, sueñe con haber encontrado algo cercano al ideal de pareja.

Esta situación es engañosa, porque no se puede pasar de la relación virtual a la real sin evidenciar la realidad de cada uno. Allí empieza a desarmarse todo lo construido, aunque no es la norma, es lo más frecuente.

Pero el internet con la facilidad de recibir y enviar e-mails, hablar por chat etc., no sólo se ha convertido en el recurso más fácil para salir de la soledad, sino también en una fuente para acercarse a las personas y desarrollar sentimientos, muy al margen del status marital de cada uno. En esta dinámica el amor, los celos y la infidelidad no pueden estar ausentes.

Historias de amor por Internet

Hace poco, tuve una consulta de una paciente de 29 años, casada y sin hijos. Se encontraba confundida y celosa de la infidelidad de su esposo. La persona en asunto era del ciber espacio, una joven extranjera con quien el mantenía un tórrido romance.

Los sentimientos de ambos eran prácticamente los mismos que encontramos en las relaciones reales. Ella sufría por celos, se sentía frustrada, engañada y al borde la separación. El se sentía profundamente enamorado, y comprendido por la persona más a fin para él.

Otro paciente narró que su amor virtual llego del extranjero, a pesar de estar casada; tuvieron el romance esperado, el paciente dejo a su mujer y se quedo a vivir solo cuando su amor virtual retornó a su país. Otro caso: el amante hizo que la paciente enamorada viajara a otro país, mantuviera una relación que no cuajaba y terminara su relación con visos de tragedia.

Algún tiempo después recibí una consulta de la madre de un muchacho hasta la fecha tímido e introvertido, buen estudiante y muy casero. Nunca había tenido relaciones amorosas y este era su primer año en la universidad.

Había conocido, chateando en Internet, a una persona que cumplía sus anhelos, colmaba sus expectativas y se sentía muy cómodo charlando de todos los temas. Era esta pareja de la misma ciudad por lo que se aventuró en conocerla. Cuando llegó el día de la cita se encontró con que su pareja de Internet era otro joven como él, sólo que mucho mayor. Usaba un nick ambiguo “Reneé del Paraíso”. Después de la sorpresa ambos siguieron hablándose, llegando el más joven a una relación francamente homosexual, que no había previsto antes.

Un tercer caso, me refiere haber sentido una decepción al sentir que su supuesta pareja del ciber espacio, no existía y quien le escribía había creado un personaje para ella, su enamoramiento fue real y su desamor también...

Las aventuras amorosas por internet, se están convirtiendo en una de las maneras más frecuentes de infidelidad. Millones de personas se arrojan a navegar en el espacio virtual cada día para relacionarse con otras, se considera que la mayoría busca en la red nuevas experiencias y sensaciones, excitación al amparo del anonimato, permitiéndoles todo tipo de licencias, desde dar rienda suelta a la fantasía así como ejercer, todo tipo de comportamientos reprimidos o auto reprimidos socialmente.

Este nuevo desinhibidor permite el acceso a ejercitar cualquier tipo de fantasía, básicamente deseos ocultos, perversos o mucho tiempo reprimidos.
Amor en Internet, ¿nueva forma de amor? ¿Estamos frente a una nueva forma de relación que también produce sus efectos de desamor o patología? ¿Se trata de un simple cambio formal en las formas del amor y la atracción?

Si es cierto que estar en la red viviendo sensaciones nuevas y “reales” es satisfactoria, también es una fuente de insatisfacciones y frustraciones que se producen cuando las imposibilidades de llevar al terreno de lo real, lo virtual es la otra cara de la moneda. Al final muchos navegantes quedan literalmente “atrapados en la red” como dice la canción.

Las personas se seguirán enamorando siempre, quizá ahora con más libertad. Enamorarse un joven estando en México de una Andaluza mayor o un Madrileño Maduro enamorarse de una joven de Maracaibo, ya no es una novedad, las personas que se enamoran serán siempre dos desconocidos, dos extraños seducidos a través de la palabra escrita.

Los mails son la versión moderna de los amores por carta que en cuyo impacto son idénticos a los que produjera el amor de Eloisa y Abelardo, o lo que muchos escritores sintieron en sus amores epistolares: Bernard Shaw, Martín Adán, Cortazar y tantos otros.

Habitualmente una relación virtual empieza con conocer en una sala de Chat a un desconocido o desconocida que nos resulta atractivo por alguna palabra, sigue a esto un intercambio de mails, que cada vez se van haciendo más frecuentes.

Al mismo tiempo se mantienen largas conversaciones por el chat. Los escritos se vuelven más personales, largos, íntimos y comprometidos. Casi siempre hay en esas correspondencias referencias a llenar vacíos de la vida real. Uno de los dos da la iniciativa de decir frases cariñosas, las que son correspondidas, con mayor o menor intensidad, sin ningún reparo.

A esto se sucede el intercambio de fotografías, de conocer algunos detalles personales, como los teléfonos. Las llamadas y mensajes se hacen también frecuentes y allí es donde la virtualidad de la relación se termina, para dar inicio a una relación real. Se toma la decisión de conocerse. A menudo la gente viaja de un país a otro, de un estado a otro, de una ciudad a otra, etc.

En los encuentros pueden suceder desencuentros, desencantos o afinidades reales. Después de toda esa comunicación profusa llega la hora de la acción, convirtiéndose esta relación en convencional. La facilidad que ofrece este medio para empatizar es superior incluso a la relación cara a cara, donde el apego de las personas se va desarrollando con inusitada intimidad.

El ser un ser anónimo que potencia sus lados buenos y admirables y oculta sus lados negativos, favorece la intimidad. En una relación real la intimidad se va construyendo más lentamente.

Los mails lo soportan todo; su ventaja con respecto a la carta es infinito, no solo la extraña rapidez del medio sino su ilimitada capacidad de decir cosas, copiar poemas o canciones o relatar las andanzas bajo la lluvia, que no podrían ser hechas ni por teléfono, ni en carta, ni siquiera en el chat mismo.

Lograda la intimidad se dio el primer paso para lograr el sentimiento amoroso de apego. Lo demás va cayendo por su propio peso, la comunicación se va erotizando a partir de escribir abrazo, después el beso y así sucesivamente.

El amor por Internet, esa química de los cuerpos que no están

No existe aquí sino esa química cerebral entre emisor y receptor. El mensaje se erotiza a medida que se encuentra apertura y satisfacción. Es posible realizar toda la gama de fantasías que el escribir nos pueda proveer y esto se incrementa con el uso de la web cam, los amantes cibernautas se dejan ver y exponen su cuerpo y los genitales para la contemplación del amado.

En la red los cuerpos siempre estarán presentables y nunca existirá un mal aspecto que malogre la cita. El compromiso que se genera en el ciberespacio es inmediato y no pasa por cotejar o sopesar la realidad de cada uno, porque cada quien le asignó al otro su propia realidad ideal. Como afirmaba Lacan, expresándose desde su Yo Ideal hacia su Ideal del Yo.

Pero se sabe también que la mayoría de amores en la red tienden a escurrirse por uno de los entresijos de la red y evaporarse en el ciberespacio. Generalmente pasados los tres meses, ya no hay más de la comunicación tórrida.

También el amor en la red se gasta y el cansancio de nada poder hacer envuelve a los amantes. Estos deben volver al mundo en que viven donde hallaran las satisfacciones de la interacción del cuerpo que les niega la red. En algunos casos los amantes se encuentran y este encuentro puede ser como se avizoraba pleno de dicha, pero también el inicio de una gran frustración.

En resumen, el amor en la red puede tener efectos severos en el ámbito emocional de la persona, producir celos por infidelidad, hacerles sentir el amor como vivencia y ser la causa de separaciones, pero también, como en la mayoría de los casos, solo puede tratarse de una ilusión gratuita, o de una forma diferente de amar, en este recién entrado siglo XXI.


Citas a ciegas: el primer encuentro offline con tu amor online


Piensas que has encontrado tu alma gemela gracias a la Web (o a un amigo que te pasó su teléfono). Sientes que ya has coqueteado demasiado a través del e-mail y el mensajero instantáneo, y estás lista para dar un nuevo paso y conocerlo en carne y hueso.

A continuación, las cinco reglas para que el paso de lo virtual a lo real no arruine una relación que parece prometedora.

Regla 1: Es una cita a ciegas. O sea: no conoces realmente a esa persona

Es un hecho. Aunque tengas conversaciones de más de tres horas por el Messenger y hayas intercambiado cientos de e-mails, no lo conoces. A decir verdad, tú no sabes cómo luce (aunque hayas visto sus fotos), cómo suena (aunque hayas escuchado su voz) y cómo actúa como persona.

De hecho, él puede tener dificultades para expresarse cara a cara, y en segundos, podrías crear una imagen completamente distinta a la que tenías. Ése respetable abogado, de interesantísimas pláticas online, ahora parece un adolescente titubeante antes de su primer beso.

Asimismo, ¿has pensado si estás lista para una verdadera relación? Tu llama interior podría no estar preparada para la idea de un futuro perfecto junto a él dentro de las cuatro paredes de un dormitorio de estilo colonial. El primer consejo es, en consecuencia, que tomes las cosas con calma. Y deja que avancen lentamente.

Si algo parece no estar bien, respeta (y responde) ese sentimiento. Si él te pide el número telefónico demasiado temprano, explícale con educación que te gustaría esperar un poco. Los hombres, generalmente, no sienten la misma aprensión que las mujeres ante este tipo de citas, de modo que tienden a acelerar el proceso en demasía.

Por lo tanto, déjale saber que cualquier duda que tengas no tiene que ver con él en particular. En caso de que esta primera llamada telefónica no resultara bien, no te sientas presionada a volver a verlo personalmente.

Regla 2: Citas seguras: primero telefonea, después encuéntralo

Aunque no existan señales evidentes de peligro, no pases del e-mail a una cena bajo las estrellas en un solo salto. En primer lugar, realiza al menos una o dos llamadas telefónicas. Utiliza estas conversaciones como una forma de conocer mejor a la otra persona y para juzgar si quieres llevar la relación a un nivel superior. Haz que tu primera plática telefónica sea como una cita; trátalo de ese modo y verás que lograrás conocerlo mejor.

Verifica si los mismos patrones de conducta se trasladan al mundo real u offline. Elige un momento en que ambos estén en casa y, de ser posible, solos. Antes de realizar la llamada, puedes hacerte unos buenos mimos.

Toma un baño de espuma largo y glamoroso, o realiza tu rutina de ejercicios y luego date una buena ducha caliente. Vístete con algo que te haga sentir deseable. Incluso cuando tu cita no pueda verte, el ambiente adecuado estimula al romance.

Regla 3: Juega seguro en la primera cita

Siempre organiza tu primera cita en un área pública altamente transitada, en un momento razonable del día (última hora de la tarde o primera de la noche). Un restaurante familiar o un café estaría bien, pero no a la medianoche. Asimismo, nunca se encuentren en sus hogares o en sus respectivos sitios de trabajo.

Durante las primeras citas es conveniente evitar caminatas, paseos en bicicleta o viajes en auto a áreas remotas. Si decides movilizarte hacia otro lugar, hazlo en tu propio auto. Asegúrate de terminar la cita cuando, al menos, quede alguna otra persona presente en el lugar. Estas precauciones nada tienen que ver con la paranoia, sino con el sentido común.

Si vas a otro pueblo, ciudad o país a encontrar a tu amigo de Internet, muévete en tu propio auto y renta una habitación en un hotel. Nunca reveles el nombre del hotel ni permitas que tu cita haga reservaciones para ti.

Si no tienes auto, puedes rentar uno en el aeropuerto y manejar directamente hacia el hotel. Llama a tu cita desde el hotel o encuéntralo en el sitio donde hayan acordado. Si la ubicación parece inapropiada o insegura, vuelve al hotel.

Regla 4: Citas de amor, pero sin prisa: no te presiones demasiado (a tu cita tampoco)

Planear una primera cita demasiado larga es una receta destinada al fracaso. ¡No planifiques un día entero juntos! Encuéntralo para realizar una actividad y luego sostenla una o dos horas. No más. Si las cosas van bien, tendrás cientos de oportunidades de pasar todo el día caminando de la mano.

Y mantén un clima relajado. Aléjate de cualquier asunto o conversación intensa. No lo interrogues; utiliza la oportunidad para conocerlo sólo un poco más. Ten en mente, sin embargo, que muchos son más expresivos vía Internet que en persona.

Que tu cita esté tensa y parezca silenciosa, no quiere decir que se avecine un desastre. No obstante, es posible que tengas que trabajar un poco más. Puede que tengas que trabajar un poco más duro para sonsacar información personalmente.

En cualquier caso, si se niega a responder ciertas preguntas o si su conducta te hace sentir muy incómoda, interpreta esto como una bandera roja y termina con la situación en el menor tiempo posible.

Regla 5: Citas románticas con futuro: deja una buena impresión

Aparte de los recaudos que debes tomar, aún necesitarás impresionar a tu cita. Después de todo, podría ser el Sr. Correcto. Si es un sujeto distinguido, verá todas tus precauciones como signos de una mujer madura e inteligente, aunque así y todo querrás balancear eso con tu mejor cara y un comportamiento amistoso.

Nadie querrá repetir una salida con alguien decididamente hostil. La mejor forma de causar una buena primera impresión es siendo calma y mostrando confianza en ti misma. Trata de disfrutar la energía nerviosa que estás sintiendo. Diviértete. Recuerda sonreír. Las personas son percibidas como más atractivas cuando están pasando un buen momento.

Los atributos más importantes que llevan a dejar una buena impresión son la calidez, el sentido del humor, la imaginación, la confianza, el éxito, el estado físico, la independencia, el lenguaje corporal, la habilidad conversacional, la creatividad y la simpatía.

Desde ya, no tienes que ser un 10 en todos éstos, pero debes asegurarte brillar en tus áreas fuertes. Y ése es un buen consejo no sólo para el mundo de las citas, sino para la vida entera.

Shalom 

30.04.06 Jirafa llamando

¿Recuerdan que dije que iba a llamar al Juan Pablo? Pues bien, lo llamé dos veces, el domingo 15 de abril y el martes 17. No contestó. No sé si:
a. No estaba en casa
b. No quiso contestar
c. Ya no vive allí

No lo sé. Y no vale la pena hacer suposiciones. ¿Cuál es la necedad de querer hablar con él? Salir de dudas. Hasta he pensado en escribirle, pero no sé qué tanto valga la pena: ¡¡de repente y ni lee la carta que le envíe!! Pero insisto: ¿Cuál es la necedad que querer comunicarme con él?

El sábado 22 de abril leí un artículo publicado en un sitio llamado “En plenitud”, consejos antes de conocer en la vida real a chicos virtuales, contactados a través de la red, y un pequeño análisis hecho por un psicólogo argentino (o al menos, eso dice ser! Asumo que es argentino porque el sitio es argentino!), que trata de la irrealidad de los amores por Internet. De hecho, lo voy a copiar porque me pareció interesante, y útil.

Y bueno, después de leerlo fue como si se hubiese hecho la luz. ¡Vaya! Si lo hubiese sabido en el 2002, ni loca que me mudo a vivir con Juan Pablo a España, así de primas a primeras y con planes de boda, encima! Me duele reconocerlo, pero mi mamá tenía razón: Nos estábamos precipitando. Yo, lo confieso, nunca le hablé de mis días depresivos por temor a alejarlo. Y es cierto, me hice una idea de él, que no era él en realidad. E imagino que lo mismo le sucedió a él conmigo. Recuerdo la primera vez que fui a visitarlo: me di cuenta de que nuestros valores diferían, y que la cosa no iba. Me sentía incómoda con su mundo. No con el país, sino con sus amigos, con el teatro, con algunas de sus lecturas. Y se lo dije. Bueno, sólo lo de las lecturas. Me dio pena tocarle a sus amigos y a su amado teatro. Pero él, tan mimoso y cariñoso, me dijo que no era problema… Y cerré los ojos. Era tan fácil dejarse convencer por un ser tan afectuoso!! La diferencia fue que, mientras él quizás nunca llegó a amarme, yo sí lo amé a pesar de nuestras diferencias, más allá de la imagen idealizada que todo ser enamorado hace de su amado, y que se convierte en hipérbole de idealización por Internet. Lo amé con sus defectos y virtudes. Pero al parecer, no era recíproco y el “Amor vincit omnia” que tanto me repetía, y que está grabado en el anillo de compromiso que me entregó era sólo parte del juego. El anillo además, era un anillo de estación de metro. Nada formal. Me enteré de ello una semana antes de volver.

La verdad, no puedo alegar desconocimiento. La tragedia se veía venir desde el principio. A eso agreguemos que mi intuición me gritaba: “NO VAYAS!!”… al igual que me gritaba el 31 de diciembre, antes de empezar la residencia: “NO VAYAS!!”. Vaya, mi pobre intuición ha de estar molesta conmigo. Me alegra que aún me siga hablando…!!

Lo curioso es que desde ese domingo, ya no me duele. Como dije al principio: se hizo la luz. Ya me da igual que esté casado, divorciado, viudo o como esté. Bueno, no me da igual, mentira, pero no me duele. Después de 3 años, gracias a Dios cerré el ciclo. Ya lo dejé ir finalmente. Y sin embargo, me gustaría comunicarme con él. Para contarle, para saber qué anda leyendo, para que me instruya (la verdad, sabe mucho!), para que compartamos experiencias y aprendizajes. Creo que nos iba mejor sólo como amigos. Aunque a él no le gusta contar mucho de lo que siente, teme o piensa. Y yo hice lo mismo cuando estuve allá: callarme. Lo único que escupía eran cosas negativas de mis días negros (culpas, acusaciones…), que tampoco son comunicación. Quizás con una buena comunicación las cosas habrían ido mejor; no sé si habrían funcionado, pero al menos no habrían terminado tan trágicamente.

Si se casó con la psicóloga que fingía ser mi terapeuta, pues allá ellos. Recuerdo que en la primera entrevista ella me dijo enfáticamente: “Mira yo nunca he tenido nada que ver con Juan Pablo, nunca me he acostado con él, no me gusta, no es mi tipo y si digo que es mi amigo, es por llamarle de alguna manera pues si nos vemos 1 ó 2 veces al año, es mucho!!”. Y lo repitió. ¿Por qué tanta aclaración? Mi abuelita decía: “Quien de la pera habla, comérsela quiere” y “A aclaraciones no pedidas, acusación dada”. Yo no le estaba pidiendo ninguna aclaración. Y luego, cuando el año pasado ella me escribió: “Después de una larga y profunda amistad de tantos años, surgió el amor entre nosotros: estamos muy enamorados y nos casamos en septiembre del 2004”, pues me pareció incongruente. Si su único medio para acercarse a él fue a través de mí, citándolo para supuestamente hablarle de lo mal que yo estaba, luego alejarme de él y consolarlo, pues qué patético. Entonces, ella está peor que yo. Pero es psicóloga. Y recordemos que buscamos lo que nos hace falta, lo que nos duele, lo que nos toca por dentro. Vayan con Dios!

Y sin embargo, quiero contactarlo. Quizás sólo para cerrar el círculo, para contarle que ya lo cerré aunque a él no le interese. La verdad, nunca hablamos frente a frente, ni siquiera por teléfono. Yo habría preferido que me lo dijera mirándome directo a los ojos: “No te amo, fuiste sólo una ilusión”. Habría sido muy duro, pero lo habría preferido mil veces, antes que meses de incertidumbre y cuestionamientos sin respuesta. Sin embargo, si lo contacto, no sé cómo va a reaccionar. Recordemos que es leo, y los leo son muy orgullosos y cuando no les interesa algo, son duros, duros y poco compasivos. Estoy segura de que él si me amó, aunque sólo lo acepte en su inconsciente mientras duerme. Estoy segura de que ha sufrido por mí, aunque viva de juerga permanente y con la sonrisa a flor de labios. Y que alguna vez me recuerda y me extraña, aunque en el momento me haya dicho que estaba mejor sin mí. Sé que no le hice la vida fácil, pero en ese tiempo yo era una niña inocente, ingenua, muy inmadura y encima, deprimida. Además, estaba fuera de mi país, de mi contexto cultural, familiar y amistoso.

He encontrado estudios psicológicos, antropológicos y sociológicos que hablan del fenómeno de la migración y en ellos se destaca la etapa adaptativa, acompañada de depresión, que viven todos los migrantes. Él no comprendía eso. Me decía: “Si yo estuviese en Guatemala, ya tendría amigos y habría encontrado trabajo!!” Lo del trabajo, es probable: aquí, a los extranjeros se les hace un poco más fácil la vida, aunque se quejen de que los salarios son muy bajos, en relación a lo que ganan en sus países. Y si quieren ser cooperantes, usualmente les va bien y ganan un poco más. Lo de los amigos, pues depende del concepto de amistad. Llevo 33 años viviendo aquí, y puedo decir que tengo 5 amigos del alma, amigos de verdad. Y han sido años de siembra y cuidado para que esa plantita crezca y permanezca viva… De allí, tengo muchos cuates y un montón de conocidos, pero amigos, amigos… son pocos! Los amigos no se encuentran ni se forjan en un par de meses…

Todo esto es lo que me gustaría decirle. Y algo más: que como yo sí lo he amado, pues siempre lo voy a recordar con cariño. Y con agradecimiento, por ayudarme a crecer, por sus muestras de cariño, por su familia, por los buenos momentos, por Virginia Wolf, por Bolaño y Tapiès, por “Los peines del viento” y Kandinsky, entre otras cosas. Que siempre estará en mis oraciones y contarle que he descubierto muchas cosas: que soy más escéptica de lo que creía, pero que sé que Dios existe, que la intuición es muy importante para ser desoída, que la vida es bella, y un proceso de aprendizaje constante, que el anarquismo radical no es lo mío, pero no soy conservadora, que el dinero no es tan importante…

No sé si lo haré. Si lo volveré a llamar o le escribiré algún día, aún a riesgo de que mi carta sea tirada a la basura. Sí, quizás lo más digno sería no hacerlo, no exponerme a ser criticada, sujeto de burlas, maltratada o ignorada. Pero creo que al final, una se arrepiente más de lo que no hace, que de lo que hace. Yo, me arrepiento de no haber ido a finales de 2003 a hablar directamente con él y a recoger mis cosas. Aún cuando no hubiese resuelto nada, creo que habría sido mejor, y mi proceso de recuperación habría sido más corto, de haber enfrentado la situación frente a frente.

Nunca lo volveré a ver. Si es difícil encontrarse con ex que viven en el mismo país, lo es mucho más si vivimos en diferentes continentes. Sólo le pido a Dios que algún día comprenda y perdone, que sepa que sí fue amado por mí y reconozca que el fallo no fue sólo mío, sino de ambos… Y que me recuerde con cariño, tal como yo a él. Deseo que Dios le muestre su rostro y lo cuide siempre. Shalom. Y Namaste. Para él, para mí y para todo ser viviente.

El pájaro rompe el cascarón... 


06.04.06 Jirafa soñadora

Anteanoche soñé con mi papá. Me abrazó cariñoso y se le veía tan feliz!! Luego se despidió y se dirigió hacia un campo verde muy bonito. Pasé muy feliz todo el día ayer. Y el efecto duró inclusive medio día hoy. Dijo Manuel José Arce que si no soñamos, si sólo vivimos con los pies clavados al suelo, viendo hacia abajo, corremos el riesgo de volvernos cuadrúpedos (para más comodidad y más pies en la tierra) y de que nuestro cerebro involucione… Podría ser!! Bueno, al menos sueño dormida… y aún, despierta; no igual que antes pero sí sueño despierta. Con el tiempo vas dejando de soñar despierta… Pero si no se sueña, no hay a dónde ir. Los sueños guían nuestras acciones. Y yo, cada vez que puedo, sueño despierta… Ahora hay que ponerse en acción. Y seguir soñando. Para eso soy una Jirafa, no? Para seguir viendo las estrellas. Y seguir soñando.

Maurice Echeverría escribió algo hoy en su columna semanal. No sé si fue por mí, por algo que le dije. Pero me llegó hondo. Estoy muy agradecida con él. No. Esa NO es excusa para dejar de escribir.

Escindida. Una parte de mí a por la ciencia, lo metódico, la investigación, la nutrición, la medicina, lo racional; otra, por lo espiritual, lo irracional, el mundo onírico, la psicología y el inconsciente; la otra, por la ironía, el análisis, la bohemia, las artes y las letras. Y lo social, el servicio que está siempre en cada una de ellas. Necesito tres vidas. O ser mujer renacentista. O aprender a ser malabarista para no dejar tirada a ninguna de mis partes. Al menos, ahora ya no se pelean. Se respetan la una a otra. Sin embargo, hay dos que están celosas: He dedicado ya mucho tiempo a la parte de la ciencia, la medicina, el servicio… Valor. Necesito valor para saltar. Y fe, para saltar con la certeza de que voy a volar o voy a saltar tan alto, que alcanzaré el otro lado. O ser temeraria, y que no me importe morir en el intento.

¿Qué hago yo coqueteando con un niño de 26 años que tiene novia y anda allí, tirándome los tejos? No es correcto, no es justo para él. ¿Acaso quiero comprobar la hipótesis de “un clavo saca otro clavo”? ¿Qué objetivo tiene, si yo sigo llorando y cantando “Lágrimas negras” (con el Bebo Valdez, El Cigala y Celia Cruz), si la pérdida no se recupera, si ha sido como una amputación? Escuchando a los pacientes, que después de años de no caminar, aún piden un milagro para que la médula se les regenere y vuelvan a ser lo que eran antes (sin intervención de células madre ni nanotecnología), me recordé de mí… Esperando en la realidad que al parecer, es desesperanzada. Si él supiera… quizá no lo creería. O pensaría que es patológico ya. A ver, ¿qué amor, qué enamoramiento no es patológico? Y ahora, tengo pruebas bioquímicas y de imagenología. Ah! Es que es obsesivo! Ajá… ¿acaso no son las áreas de adicción y de fijación en el objeto de nuestro afecto las que se activan cuando nos enamoramos?

Estoy consciente de que el futuro en pareja para mí es poco probable. Por varias razones. En el punto 4 enumeré la primera. Y además, la edad, los chicos que usualmente a mi edad (o más) ya están casados o no quieren saber de nada pues salieron quemados de alguna relación previa. Me cuesta MUUUCHO enamorarme… y luego, el doble o el triple, desenamorarme. Y a las pruebas me remito!! Estoy pensando en hacer caso a mis tripas, a mi nariz, a mi corazonada. Y salir de dudas de una vez por todas: llamarle. ¿Qué es lo peor que me podría decir? Que está casado y que lo olvide. Que ya es papá. Sí, sería duro. Pero sólo a partir de la toma de consciencia de la realidad, se puede empezar el duelo. Y seguir. Además, nunca se sabe lo que puede pasar…

Aún no sé qué fue primero: si el huevo o la gallina. No sé si la residencia de Fisiatría llama la atención a personas con tendencias depresivas o la tendencia depresiva se exacerba en el ambiente del hospital (que es muy, pero muy duro: hoy me tocó ver a un paciente que en 1969, cuando tenía 23 años, tuvo un accidente y quedó parapléjico. La esposa lo abandonó y se llevó a sus dos hijos. Ahora tiene 60 años. Ha trabajado de lo que ha podido. Ahora está jubilado y no puede movilizarse por falta de recursos. Los vecinos le hacen favor de ir a traer su equipo para cambio de sonda Folley). De 9 que somos en la residencia, 7 estamos pasando por algún grado de depresión; las que entramos este año, desde que empezamos en enero hemos ido desmejorando anímicamente. No sé si es la personalidad premórbida, la tendencia genética o el hospital. O la sumatoria de todos los elementos que terminan haciendo sinergia. El hecho es que está fregado que ninguna tenga ganas de nada, que estemos arrepentidas de haber entrado, que estemos tan tristes, en ciclos. De triste a más triste. No. No es saludable estar allí. Me cuesta mucho dejar un lugar y empezar de nuevo. Me cuesta adaptarme a los cambios. Yo quiero un trabajo estable, que no me demande mucho, en donde pueda ayudar a otros con lo que sé y tener tiempo para escribir, para leer, para ir a ver la compañía de danza “Cienfuegos “ que se presentó hoy, a cuyo espectáculo no pude asistir. Otra vez sin asistir a algo que realmente me gusta. Sin alimentar mi espíritu.

Quiero, necesito otro trabajo, por favor. He de buscarlo y Primero Dios, lo encontraré. Por ser un clásico, compré un disco de Celia Cruz. Tiene bonitas canciones. “La bikina”, por ejemplo. Que se podría aplicar a mi vida en la actualidad, por cierto. Y eso es lo que hay. Namaste.


22.04.06 Jirafa Residente

¿Ya vieron? Me estoy asumiendo como Residente!! Ya lo he decidido: si el plan A funciona, pues no continúo con la residencia. El plan B, es concluirla. El plan C es retirarme si el desgaste físico/emocional me sobrepasa. O si definitivamente, no me interesa… si no me apasiona. Me voy a dar tiempo, en junio/julio decido. Está duro. Cuesta trabajar cuando una se estresa y quiere lo mejor para el paciente y al resto le pela. Es como golpearse la cabeza contra un muro, y no, no estoy dispuesta a acomodarme a la mediocridad y a la indiferencia para volverme igual y no sufrir o no tener problemas con el personal de enfermería. Tampoco quiero dejar de identificarme con los pacientes: prefiero sufrir junto a ellos que volverme una roca de indiferencia. Sigo cantando con León Grieco, Mercedes Sosa y muchos más: “Sólo le pido a Dios/ que el dolor no me sea indiferente!/ que la reseca muerte no me encuentre, vacío y solo sin haber hecho lo suficiente…”

SOLO LE PIDO A DIOS León Grieco
Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente, que la reseca muerte no me encuentre vacío y sólo son haber hecho lo suficiente.
Sólo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente, que no me abofetee la otra mejilla después que una garra me arañe esta suerte.
Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente. Es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente.
Instrumental
Sólo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Sólo le pido a Dios que el futuro no me sea indiferente, desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente.
Sólo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente...

29.04.06 Días (de Jirafa)

Algunos días -como hoy- el mundo parece un campo florecido. Más allá de las injusticias o del dolor, puedo ver el arcoiris, la bondad, la caridad. Las belleza. Me pierdo saboreando una ensalada u observando una puesta de sol. Gozo la sonrisa de Andrés y me encantan las orejas de mi chucho.

En estos días, los errores del pasado me parecen tan sólo aprendizajes. No me hago bolas y no me arrepiento de lo que he hecho. Miro la residencia como algo que es transitorio y no me da miedo la idea de salirme, de dejar algo que no es mío, que no me interesa, que me hace daño. Confío en que pronto encontraré otro trabajo, más acorde con lo que soy, mejor pagado. Me da igual lo que opinen los demás: escucho a mi corazón que salta exultante con la idea de salirme de allí. Me doy cuenta de que no lo haré porque no quiero, y dejo atrás la competencia por una especialidad. Acepto que no es lo mío y lo veo tal cual es: tan solo una experiencia más. Me veo como docente universitaria o como médica de centro de salud, como investigadora del INCAP... con tiempo para escribir y para soñar. Leyendo literatura, medicina, nutrición, algo social... pintando. Amando mi vida, las personas, lo que hago, la naturaleza. La Vida. A mí. ¡¡A Dios!!

Observo mi vida con Juan Pablo como algo bonito, que me ayudó mucho, y que siendo honesta, no habría funcionado. Me doy cuenta que, aunque yo quiera disfrazarlo, había demasiados puntos en contra y era muy lábil lo que nos unía: nuestra escala de valores y cosmovisiones eran muy diferentes. Me alegra haberlo amado con todo lo que yo era capaz en ese momento, y me alegra más, darme cuenta de que ahora estoy mejor que en ese tiempo. Veo todo con claridad y, a pesar del dolor, siento la esperanza de que por allí hay alguien para mí; y yo para él. Tengo atisbos de fe. Veo lo maravillosa que es la vida, en donde nunca sabemos qué hay a la vuelta de la esquina... algo hermoso puede estar esperando por nosotros sin haberlo previsto!

Extraño a mi papá pero recuerdo el sueño aquel en donde me abrazaba con tanto amor y se marchaba a un campo hermosamente verde. Me siento querida y acompañada. Me veo en el espejo y más allá de un rostro con acné (por la tensión vivida esta semana), veo a una mujer guapa, graciosa, alegre, capaz de amar, apasionada, inteligente, sensible, honesta, veraz, responsable, que intenta ser justa y objetiva, y hacer las cosas bien. Una conjunción artística y científica, soñadora y objetiva, que puede ser multifacética. ¡Un cuerazo!

En estos días el carro, el dinero para viajar, ir a conciertos o comprar tal o cual libro, tal o cual aparato (la tecnología me encanta!), me viene del norte. Tengo techo, comida, abrigo, computadora, algunos libros, un perro faldero, buenos amigos, de los del alma, y una familia que me quiere. Soy muy afortunada y estoy agradecida con Dios y la Vida por todo lo que me da.

No decido cómo amanecer. Simplemente, pasa. En estos días, soy buena psicóloga. Escucho más que hablo. Soy paciente, comprensiva y tolerante. Me alegra más dar y compartir... Soy más humana. ¿O menos humana? Acepto la vida tal cual es. La Voluntad de Dios. El destino, el karma, lo que está escrito o como se le quiera llamar a ese invisible hilo que va uniendo los acontecimientos de cada vida con un fin que, mientras vivimos, nos es ignoto.

A veces lloro de alegría y de emoción. Por estar viva. Por tanto regalo. Por ser yo.

Estos días son como suaves tardes de verano nadando en una piscina. Como tardes de lluvia con una taza de chocolate, chimenea y un buen libro. Noches de invierno con un brandy o una copa de Frontera, queso, chocolate, luna, estrellas, música hermosa y alguien amado a nuestro lado. O como mañanas de primavera con olor a rosas, colibríes y un cielo azul profundo. En estos días, tengo la certeza, sé y siento que Dios existe.

Pero los días cambian. No puedo estirar esos días. Y son los menos.

Y los más...

Son días oscuros, tenebrosos. Como un túnel del cual no vemos la salida. Como un laberinto en donde el Minotauro acecha en cada vuelta, para devorar nuestra cabeza. Guap! engullirla de una sola bocanada y dejarnos tirados, pisoteados. Bien muertos.

Son noches de tormenta, que amenaza con inundar y destruir todo a su paso. Son días sin sol, fríos, llenos de árboles sin hojas y jardines sin flores. Un invierno nórdico permanente. Solitarios. Groenlandia derritiéndose, hundiéndose en el frío perpetuo y oscuro del mar con todo y pingüinos, osos y focas.

Lo analizo todo. Lo cuestiono todo, lo siento todo y lo lloro todo. Veo tanta y tanta injusticia, tanta desesperanza, tanta traición, tanta mediocridad, tanto dolor en todo el mundo. Y me duele, y lloro, y me enojo por no hacer nada y por darme cuenta de que yo... ¡No puedo cambiar el mundo! Me lo decía Erwin, un chico que me gustaba cuando yo tenía 13 años: "Aída: no puedes cambiar el mundo". Sabiduría típica de piscianos sensibles.

En esos días, no hay futuro ni esperanza. Todo lo que he hecho ha sido un error, todas mis decisiones han sido malas. Me paraliza, me envuelve y me asfixia el miedo. Lo que escribo no vale nada, es fútil. Saco mi cilicio y me azoto 10, 20, 100, 1200 veces por cada error cometido:
Por no haber sido pilas y haber dejado ir a Juan Pablo, espantándolo con mis actitudes... fuas
Por haber dejado ir al Raulito, al Hugo, al Luis Enrique, al Maurice.... fuas
Por ser tan cleta y tomar malas decisiones, como la residencia... fuas
Por no hacerle caso a mi intuición (que me decía que no me metiera a la residencia! que no me fuera a España en esas condiciones)... fuas
Por todo lo que he hecho sufrir a los otros.... fuas
Y así... fuas, fuas, fuas...

Y lloro, y me da cólera y me dan ganas de irme de ermitaña, o de adelantar el tiempo hasta el momento de mi deceso. De tirar la toalla... O de simplemente, desaparecer. O de dormir día y noche. Noche y día. En hibernación eterna. O hasta que salga el sol. Esos días los vivo cansada, con sueño, sin ganas de nada (ni de leer o escribir!).

Entonces me vuelvo cínica, irónica, intransigente, prepotente. Digo las cosas sin darme cuenta si estoy hiriendo a las personas que amo. Lo he hecho con tantas, tantas personas. Con amigos. Con compañeros de trabajo. Con Juan Pablo en muchas ocasiones. Con mi hermano. Con mi madre...

Alego por lo que me ha tocado en la vida, no lo acepto, cuestiono la muerte de mi padre y no tengo respuestas. Me enojo con Dios y en la pelea, niego su existencia. Me aferro al método científico y me burlo de todo lo que no llene sus requisitos. Y sufro.
Y sufro.
Inconforme por todo, sintiéndome fuera de lugar, desadaptada en todos lados... Me siento inmensamente sola. Y me aterra la idea de que nadie querrá estar conmigo siendo como soy. Y no me quiero ver al espejo. Porque el cutis. Porque la armonía del rostro. Porque no tengo 90-60-90. Por las telangiectasias de las piernas... Porque no soy perfecta.

Quizás tenía razón Juan Pablo y el problema soy yo. Quizás me comporto como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, como me dijo una vez. Quizás soy un monstruo. Una mujer problemática, con etiquetas de "problema de personalidad depresiva y narcisista/negativa", ciclotímica... Una desequilibrada que necesita medicamentos a perpetuidad o TEC para ser medio funcional. Un ser que no merece perpetuar su ADN. Que no es capaz de poner a funcionar su inteligencia adaptativa, de permanecer en un trabajo, de amar de verdad... Que está en desventaja social/económica respecto a los de su profesión... A looser!
Y para no "empeorar" las cosas, mejor termino la residencia, para que nadie me diga nada, para demostrarles a todos que sí pude... Porque me da miedo salirme y no encontrar algo mejor, porque lo que sé es poco y lo que hago, no vale...

Son días terribles. No se los deseo a nadie.

Y en cada semana, tengo entre 4 y 6 de esos días.

¡¡Quiero salir ya de eso!! ¡¡Es un área abisal llena de criaturas horribles!!
Sé que hay algunos días malos, pero por favor, ¡Que esos no sean la mayoría de mis días!
Soy débil. Lo admito.
Pero el I Ching habla de la fortaleza de la debilidad. Y a eso me aferro.

No sé qué deba hacer. No sé cuánto tiempo vaya a pasar y no me importa. Lo único que sé, lo único que siento, lo único que grita mi corazón, es que necesito ayuda para salir de esto. Estoy segura que debe haber alguna solución no-radical. Si es psicoanálisis, psicoterapia psicodinámica, psicoterapia conductivo-conductual a largo plazo; si es ingesta de fluoxetina, lo que sea, no me importa, quiero hacerlo. Me comprometo a hacerlo. Quiero luchar. Mi mamá dice que para todo hay solución, menos para la muerte. Y alguna solución debe haber para este problema.

Dios me hizo así por alguna razón. Permitió que las circunstancias de mi vida, fuesen como fueron, por alguna razón. No la sé, ni me interesa: total, ya pasó. Con darle vueltas al pasado, no lograré nada. Hacerlo me hace daño.
Lo único que sé, es que Dios nos dio a cada uno las herramientas para poder salir adelante, para sembrar y construir nuestras vidas. Y que yo soy hija de Dios y tengo una chispa Suya dentro. ¡Así que puedo salir de este bache! Voy a lograrlo.

Esto no viene de ahora, he sido así desde adolescente; sucede que se ha ido acentuando con el tiempo, y ya estoy cansada, harta de vivir así. Ya es tiempo de pararlo de verdad, de una vez por todas. He analizado y comprendido muchas de las causas que me hacen ser como soy. OK, analizar el pasado fue útil, pero ya pasó. Permanecer allí no sirve de nada.

Quizás, como dicen los psicoanalistas, esto del narcisismo es pre-edípico (pre-eléctrico, en mi caso), y por eso es más difícil de ser tratado. Pero no es imposible. He visto caminar a cuadripléjicos con lesión completa de la médula a nivel cervical. Con ayuda de algún aparato, pero caminando. Necesito paciencia y fe (de mi para mí, de un terapeuta para mí, de familia y amigos para mí). Necesito encontrar en mí perseverancia y voluntad. Primero Dios, yo también voy a caminar.
Me cansé de gatear, por temor a ponerme de pie y caer. ¡Yo quiero caminar! Aunque eso implique caer y lastimarme, igual me pongo de pie de nuevo y a seguir pa’lante!!




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